Amat inmobiliaria, un milagro en plena crisis

Esta empresa familiar ha conseguido crecer durante estos últimos años y ha paralizado casi todos sus desahucios

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

Amat Inmobiliaria nace en 1948. La fundó Joan Amat Sala, un joven empresario que se dedicaba a la Administración de Fincas con clientes de Sant Just Desvern. Al cabo de pocos años, en 1952, murió y la empresa pasó a ser dirigida por su esposa, Concepció Amigó Rius.

Las dos hijas, Imma y Joana, actuales directoras de la sociedad, se han visto en la tesitura de mantener la actividad, justo en momentos de crisis, de todo el sector.

La mayor, Imma, apenas conoció a su padre y la pequeña, Joana, nació el día después de su entierro. Ambas aseguran que los primeros años en los que su madre cogió las riendas de la empresa fueron «muy duros», porque precisamente en el sector de la inmobiliaria «había mucho machismo».

El negocio, no obstante, siempre se ha mantenido activo, y pese a no ser una empresa grande (tiene su sede central en Sant Just Desvern, dos oficinas en Sant Cugat y una en Barcelona) ha sobrevivido a todas las crisis que se han producido a lo largo de todos sus años de vida.

Crisis económica

La crisis actual no ha sido una excepción. Amat Inmobiliaria puede presumir no solo de mantener su negocio a flote sin haber tenido la necesidad de despedir a nadie, sino de haber conseguido incorporar a más trabajadores.

En 2008, la crisis sorprendió a gran parte del sector económico español. Sin embargo, Imma y Joana Amat lo detectaron a tiempo: «A finales de 2005 teníamos claro que habría crisis. Nuestros datos eran buenísimos. Contábamos grúas. Había demasiadas grúas y no solo en Barcelona. En todas partes».

Joana Amat asegura que en aquel momento la empresa «empezó a ahorrar mucho dinero». De hecho, recuerda que aquel año ingresaron más de lo habitual porque se entregaron promociones que habían vendido en 2004.

Esta planificación permitió a Amat Inmobiliaria ganarse la confianza de los bancos en medio de una crisis que ambas consideran «transversal». Tanto es así, que ganaron los primeros concursos de los bancos.

Reducción de sueldos

A pesar de que las hermanas Amat supieron parar el golpe y han logrado no despedir a ningún trabajador debido al contexto económico actual, en 2009 no tuvieron más remedio que ajustarse el cinturón. «En 2008 cayeron las ventas un 80 por ciento y no tuvimos más remedio que llevar a cabo una reducción de sueldos», señala Imma.

¿Los trabajadores se lo tomaron mal? «En absoluto. La gente siempre ha estado muy motivada. Nosotras fuimos las primeras que nos bajamos nuestro salario» ¿Creen que esta ha sido una de las claves que ha propiciado que se haya mantenido un buen clima de trabajo pese a este recorte? «Por supuesto. No podíamos tomar una decisión así sin predicar con el ejemplo».

Esta medida, a menudo se aplica de forma indefinida, sin embargo, en Amat Inmobiliaria, se trata de una decisión temporal. Joana Amat asegura que desde el año pasado «se ha empezado a recuperar sueldos, porque no hemos tenido que utilizar nuestras reservas directamente».

La parte más complicada

Las hermanas Amat no solo realizaron ajustes salariales internos, sino que tuvieron que afrontar otras situaciones comprometidas. Una de las tareas más complicadas fue pedir a sus clientes que bajaran el importe de sus alquileres. Imma y Joana eran muy conscientes de que valía más la pena reducir este ingreso que optar por dejar los pisos vacíos, a causa de ofrecer precios desorbitados en relación a la situación económica del momento.

«En 2009, pedimos a nuestros propietarios que bajaran sus respectivos alquileres un 20 por ciento. Después pedimos más, pero en su momento tuvimos esta iniciativa de pedir la rebaja», aseguran.

Las hermanas Amat eran muy conscientes de que estaban «sacrificando automáticamente un 20 por ciento» de su facturación, «porque nos llevamos un tanto por ciento, pero sabíamos que era la única manera sobrevivir en plena crisis».

La mayoría de desahucios, paralizados

Por otro lado, pocos negocios pueden presumir de haber conseguido paralizar la mayor parte de desahucios en los que estaban implicados. Amat Inmobiliaria sí que puede. ¿Cómo lo hacen? «Buscamos los pactos. Analizamos mucho cada caso. En muchas ocasiones, ponemos la alerta de desahucio porque en tiempos de crisis el alquilado está bloqueado. Se niega a atendernos y no tenemos más remedio que aplicar esta medida».

¿Y entonces os atiende? «Sí y, a partir de aquí, buscamos ayudas en los ayuntamientos, en los consejos comarcales, en la diputación, en asistencias sociales, cáritas… con la intención de encontrar soluciones». Además, Imma y Joana Amat aseguran que aunque los alquilados no son sus clientes directos, hacen todo lo posible para evitar que se queden en la calle y dejan claro que los propietarios también. «Intentamos aplazar las deudas, para evitar que se produzca el desahucio y en la mayoría de casos llegamos a un acuerdo, entre otras cosas, porque nuestros clientes no tienen ninguna voluntad de desahuciar a sus respectivos inquilinos».

La clave del éxito

Las hermanas Amat tienen muy clara su estrategia. Desde que se fundó la empresa, se establecieron una serie de valores y los siguen manteniendo porque consideran que son la base del sustento de su negocio. Ambas destacan que, en el momento en que los tiempos no son favorables, lo más importante es tener capacidad de «observación y reacción» y actuar de forma «austera y flexible. Eso nos ha permitido no solo aguantar, sino crecer», señalan.

En su momento aceptaron que durante un periodo de tiempo (desde 2008) no obtendrían el mismo nivel de ingresos. Lo asumieron y se ajustaron, y hoy pueden presumir de haber realizado una estupenda gestión al haber superado la fase más complicada de la crisis económica actual. Una de las mayores de nuestra historia.

Economía Digital

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp