Brufau ata los cabos de su propio relevo

Repsol se adelanta a los movimientos sucesorios impulsados desde el exterior de la compañía con el nombramiento de Josu Jon Imaz como consejero delegado

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Antoni Brufau ha activado la sucesión en la presidencia de Repsol. Con la crisis de YPF zanjada, la continuidad del actual primer ejecutivo de la petrolera era el próximo capítulo por abordar en el seno de la multinacional.

Tras el movimiento dado, la actual cúpula buscaría desactivar maniobras externas que pretenden influir en el nombramiento de un próximo presidente. Una de las principales novedades de la nueva estructura es que Brufau dejará de nuclearizar el poder ejecutivo, que se repartirá con el nuevo consejero delegado.

El entorno más próximo apunta al fuerte desgaste personal y profesional que ha supuesto al directivo catalán lidiar para lograr una solución digna a la expropiación; por otra parte, en la voluntad del actual presidente radicaba el firme convencimiento de que él debía poner punto y final a la situación creada por Argentina.

Continuidad y nuevos mercados

Brufau pretende dar, sin embargo, continuidad a los rasgos que han caracterizado su gestión. Por ello tenía previsto desde hace varios meses el nombramiento de Josu Jon Imaz (50 años) como nuevo consejero delegado. El ex político vasco es responsable del área industrial y presidente de Petronor.

La experiencia en estas funciones corporativas garantiza la continuidad del proyecto empresarial a largo plazo, a juicio de Brufau. Imaz alcanzó su cima política como máximo responsable del Euzkadi Buru Batzar, el órgano de gobierno del PNV. Las fuertes discrepancias con Xabier Arzalluz le animaron a dimitir para volver al ámbito privado.

El actual número dos de Repsol, Nemesio Fernández-Cuesta, retendrá posiciones de confianza. Abrirá mercados inéditos a través de una nueva filial destinada al desarrollo de negocios en gas y, por primera vez, electricidad.

Otro desencuentro con Pemex

Las líneas maestras de la remodelación del equipo directivo recibieron luz verde este miércoles por el consejo de administración. La nueva estructura se completará con más movimientos para reforzar todas las áreas. Con toda probabilidad, la segunda capa directiva se verá recompensada con mayores responsabilidades en un futuro inmediato.

El remozado de la cúpula tiene detractores. Y estos no podían ser otros que los mexicanos de Pemex. Su representante se opuso al nombramiento de Imaz y al movimiento de Fernández-Cuesta hacia la gestión de los nuevos mercados.

La compañía estatal norteamericana fija otro desencuentro de calado no sólo Brufau, sino con el resto de accionistas, encabezados por La Caixa. En la junta varios socios ya advirtieron de las maniobras de Pemex contra Brufau y de la incomodidad de mantenerla en el capital.

Ismael García Villarejo

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