Cementos Molins se propone recuperar el nivel de beneficios que logró en plena burbuja

La compañía cubre el despeño del negocio en España con los negocios internacionales

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“En nuestro sector hemos perdido 10 años. Algunos han muerto en el intento de seguir, nosotros no”. Quien hace estas declaraciones es uno de los pocos empresarios cementeros que siguen con factorías en activo en España, el vicepresidente primero y consejero delegado de Cementos Molins, Juan Molins. En pleno roadshow por medio mundo para presentar los resultados del ejercicio 2013 de las sociedades en las que participan, la cúpula del grupo ha hecho un alto en Barcelona para hablar del año que han dejado atrás y los retos actuales.

El objetivo que se ha fijado es ambicioso: pretende recuperar el resultado bruto que conseguía la compañía antes de la crisis en 2017. Es decir, un ebitda aproximado de 200 millones de euros.

Superar pérdidas en España

De entrada, en el ejercicio en curso pretenden superar los números rojos en España. Cementos Molins quiere capear un momento en el que el consumo de sus productos ha caído a “niveles de postguerra”, según el director general de operaciones, Salvador Fernández. Eso sí, sin tener en cuenta los gastos financieros. El máximo responsable de esta área, Carlos Martínez, señala que la estructura contable soporta en el Estado todo el endeudamiento del grupo, por lo que el resultado final de la compañía en 2014 puede quedar, formalmente, lejos del objetivo.

En global, esperan pasar de los 10,1 millones de euros de beneficios a los 30 millones.

México e inicio de operaciones en China

El mercado internacional que más pesa en la caja de Cementos Molins es el mexicano. Han aprobado ya la construcción de un segundo horno en el país para incrementar el negocio. La compañía catalana quiere mantener las inversiones internacionales que lleva realizando hasta la fecha. Los responsables de la compañía también relatan que planean mejorar las instalaciones de Bangladesh y la factoría de Argentina. Martínez señala que no temen un nuevo posible default de este país. “No tenemos deuda en Argentina”, reconoce.

En los próximos tres ejercicios también podrán mejorar la cuenta de resultados con la incorporación del negocio en China. La factoría que la corporación ha construido en el país ya está en marcha y ahora la directiva espera cerrar contratos

Estabilidad laboral en el país

Mientras el negocio se desarrolla en el exterior, Cementos Molins no acaba de tirar la toalla en España. Espera garantizar su cuota de mercado actual con la desaparición de la competencia y anuncia que las reestructuraciones de plantilla han llegado a su fin. “Si hubiéramos de aprobar alguna otra, sería un desastre”, confiesa el consejero delegado.

La compañía opera principalmente desde la factoría de Sant Vicenç dels Horts (BCN). Mantiene cerradas el resto de instalaciones, incluso la planta de Sant Feliu del Llobregat (BCN) que compró por 40 millones de euros a Cemex hace un año. Lo interesante de la operación era el fondo de comercio que se incluía en el traspaso. Juan Molins reconoce que el futuro más probable para este centro y la antigua factoría que regentaban en Sant Vicenç dels Horts es la demolición. Por el momento, no han tomado esta decisión.

España se recupera mejor que Catalunya

El mercado cementero en España se contrajo el 20% en 2013. Los datos facilitados por la compañía muestran que en el conjunto del Estado la actividad salvó mejor los muebles que en Catalunya: un descenso del 8% frente el 20% de la comunidad. El principal motivo del desfase es que el Gobierno central ha empezado a construir obra pública, mientras que la Generalitat de Catalunya la ha dejado completamente parada.

Los principales trabajos de Cementos Molins en España son de dos privados. La ampliación del puerto de Barcelona por parte de Hutchinson y el nuevo centro logístico de Mango en Lliçà d’Amunt (BCN).

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