Con Slim o sin Slim, los 5.600 M de deuda resultan excesivos para FCC

Lograr un ratio de deuda de cuatro veces el ebitda supone reducir a la mitad el actual apalancamiento o aumentar en un 70% el resultado bruto de explotación

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La ‘batalla nuclear’ de amortiguar el impacto de la deuda, a la que aludía Juan Béjar, el consejero delegado de la multinacional FCC, durante la última junta de accionistas, sigue siendo el principal escollo a resolver para que la multinacional de construcción y de servicios, ahora controlada por el empresario mexicano Carlos Slim, pueda volver a sacar la cabeza del hoyo.

Y es que, con Slim o sin Slim, ese endeudamiento se convierte en un lastre que no logra equilibrar los incipientes resultados que empiezan a cosecharse, especialmente en mercados internacionales y en las áreas de gestión integral de aguas y servicios medioambientales.

Deuda, baja y sube

Al final, si no es por una cosa en por otra. Pero lo cierto es que aquellos 900 millones de euros de deuda que se lograron reducir a finales de 2014, con motivo de la ampliación de capital por la que Slim se hizo con casi el 26% del capital de FCC, volvieron a aumentar en 635 millones al finalizar el primer trimestre de 2015.

En este caso, las justificaciones fueron la expansión estacional del capital circulante, el impacto negativo del tipo de cambio y la clasificación a largo plazo de activos financieros corrientes en el área de construcción.

Bucle diabólico

Más deuda y más intereses. El bucle diabólico en el que FCC anda sumido y al que, desde ya, se quiere atajar negociando de nuevo con los acreedores –se celebraba la junta justo un año después de entrar en vigor el contrato de refinanciación que sirvió para refinanciar 4.512 millones de euros– para tratar de que los intereses no resulten tan costosos.

En 2014, FCC tuvo que destinar 553 millones de euros de gastos financieros. Y en 2015 y en años sucesivos, hasta el inicial vencimiento final de junio de 2018, la cosa puede ir a peor, debido a que ese diferencial se pactó con incrementos del 3,5% y del 4% sobre los 3.162 millones del préstamo del tramo A.

Condiciones costosas

Pecata minuta si se compara con las condiciones pactadas para los 1.350 millones del tramo B. De euribor más un diferencial variable y creciente a lo largo del periodo del 11% el primer año, un 13% el segundo, 15% el tercero y 16% el cuarto año. En el supuesto de amortización anticipada del Tramo B el tipo de interés anual aplicado se reducirá al 6% para el importe amortizado durante el año en que se produzca.

La estructura de refinanciación firmada supone tanto la emisión de ‘warrants’, que recogen el derecho de conversión de deuda bancaria por acciones correspondientes al Tramo B de la misma, como la reestructuración de los bonos convertibles de FCC. Al margen de los intereses, FCC debe amortizar 150 millones de euros de deuda principal del tramo A en junio de 2016, y de otros 175 millones un año después.

Venta de Globalvía

Con los 450 millones de euros que restarían por llegar –procedentes de las ventas de Globalvía, Cemusa o, incluso si se tercia de nuevo, de Realia–, podrían reducir ese endeudamiento, pero, con todo, se mantendría por encima de los 5.000 millones de euros. La mitad se espera que lleguen de manera inminente si, como parece, finalmente se cierra la venta de la filial de concesionarias de autopistas –participada al 50% con Bankia– al fondo soberano de Malasia Khazanah Nasional Berhade.

En el balance, FCC mantiene su participación, tanto en Globalvía como en Cemusa, como activos no corrientes mantenidos para la venta, con un saldo de 1.052 millones de euros. Casi 827 millones corresponden a los activos asociados a Cemusa y 225 millones a la participación del 50% en Globalvía. Activos que, a su vez, tienen pasivos asociados por 827 millones, fundamentalmente obligaciones de pago ligadas a los derechos de explotación a largo plazo de los soportes publicitarios en Cemusa.

Más deuda, si es necesario

Así pues, para que se cumpla ese objetivo que Béjar –el consejero delegado al que a final de año le vence el contrato y se por descontado que no se lo van a renovar– ponía de nuevo sobre la mesa de la junta, de que el ratio de endeudamiento se redujera a cuatro veces el resultado bruto de explotación (ebitda), las cuentas sobre el papel son claras. Se trata de reducir la deuda a la mitad o, si esto no fuera posible, incrementar en un 70% el ebitda a través de una mejora sustancial de los márgenes de ingresos.

De esa junta de accionistas, el consejo de FCC salió autorizado para que, si lo considera necesario, proceder a ampliar capital y emita deuda, con una emisión simple de hasta 1.000 millones de euros y otro canjeable por 500 millones.

Economía Digital

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