Cuatro razones por las que Víctor Grifols NO merece la Creu de Sant Jordi

Oriol Junqueras concede la Creu de Sant Jordi, la máxima distinción de la Generalitat, a Víctor Grifols, afín al proceso independentista

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La concesión de la Creu de Sant Jordi, el mayor reconocimiento público de la Generalitat, acostumbra a ser polémica. Esta edición no es una excepción. Entre los que recibirán el galardón, precisamente de manos del presidente Carles Puigdemont, estará Víctor Grifols Roura, que fue presidente y consejero delegado del grupo familiar hasta el 31 de diciembre pasado.

Con esta distinción, la Generalitat dice reconocer la «trayectoria empresarial» de Víctor Grifols pese a que por ejemplo, en 2015, trasladó la sede de la división de bioscience, la más rentable del grupo, a Irlanda. Así se ahorraban impuestos. Pero el expresidente de Grifols se ha posicionado públicamente a favor del derecho a decidir, o sea, de la convocatoria del referéndum de independencia. Puigdemont y Oriol Junqueras, promotor de la candidatura, premian, con toda probabilidad, fidelidades. 

¿La Generalitat premia el uso de paraísos fiscales?

Si la Generalitat de Puigdemont no está premiando afinidades políticas y, por tanto, que apelar a la «trayectoria empresarial» es una excusa, se infiere que el gobierno catalán reconoce como un valor social destacable el uso de paraísos fiscales, el crecimiento empresarial mediante el abuso de la deuda y la compra de voluntades, entre otras prácticas promovidas directamente por Víctor Grifols.

LOS HECHOS: la incontrolable deuda de Grifols está ahuyentando a los inversores. Cerró 2016 con una facturación de 4.050 millones de euros, un 2,9% más, pero su ebitda cayó el -1,8%, carcomido por los costes financieros. La compañía sigue creciendo, pero lo hace menos de lo esperado porque arrastra una deuda de 6.300 millones de dólares (5.800 millones de euros).

FALTA DE CINTURA: la exposición del grupo catalán al mercado estadounidense es otro de los motivos que atemorizan a los inversores. No sólo es su primer mercado, sino que es donde obtiene la materia prima: el plasma sanguíneo. En Europa no se ha legalizado su obtención, pero en los Estados Unidos cuenta con 171 centros de extracción de plasma donde a diario reciben a 26.500 donantes. Todo este negocio está en riesgo ante la falta de cintura de Grifols frente a la nueva administración de Donald Trump.

Adicionalmente, en los Estados Unidos, Grifols superó los límites éticos que incluso tiene una acción de lobby. La compañía invirtió en 2015 más 12,2 millones de dólares (11,1 millones de euros) en comprar voluntades. Es el dinero que se gastó en médicos y clínicas privadas, que alteraron informes médicos. 

CATALUÑA NO ES LO PRIMERO: desde un punto de vista empresarial, Cataluña es lo de menos para Grifols. Y la Generalitat debería saberlo. El negocio se está drenando hacia 13 países diferentes, sin que exista la voluntad de repatriar beneficios o de grandes inversiones en el territorio nativo. 

En resumen, estas son las razones empresariales por las que Víctor Grifols NO merece la Creu de Sant Jordi:

 

  1. Uso de paraísos fiscales
  2. Desapego del territorio cuya administración le concede su máxima distinción
  3. Comprar voluntades para forzar informes científicos
  4. Acumular una monstruosa deuda que espanta a los inversores y se come el beneficio anual

Economía Digital

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