El escándalo de Isolux Corsán salpica de rebote a consejeros de La Caixa

La empresa Isolux-Corsán se ha situado en el ojo del huracán por la entrada y registro que la Guardia Civil realizó el lunes en sus oficinas centrales de Madrid y también en las de Barcelona. La operación está relacionada con un supuesto caso de corrupción en las obras de la estación de la Sagrera para el paso del AVE, la Operación Yogui.

Las pesquisas que se realizan por mandato judicial se han saldado, por ahora, con la detención de una decena de personas. Entre ellas, dos altos directivos de la constructora madrileña, presidida por Luis Delso Heras.

Este empresario y su acólito, el consejero delegado José Gomis, son los principales accionistas de Isolux, de cuyo capital controlan más del 50%. Se da la curiosa circunstancia de que La Caixa es también accionista de Isolux, con un 21%. Este paquete procede de Banca Cívica, entidad formada por la unión de las cajas Navarra, Burgos y Canarias, a las que después se unieron Sol y Guadalajara.

Salvador Alemany y Jordi Mercader

Así, tras tomar el control de Banca Cívica en 2012, La Caixa se encontró de rebote con que entre las participadas de aquélla figuraba Isolux-Corsán. Para vigilar su paquete, a finales de 2012 La Caixa nombró consejeros de la constructora a dos pesos pesados de su organización, uno en activo, Salvador Alemany, y otro ya retirado, Jordi Mercader, que hoy se ocupa básicamente de su papelera Miquel Costas y Miquel.

Luis Delso posee una copiosa fortuna, estimada en 500 millones de euros. Su pertenencia al exclusivo club de los grandes constructores hace que siempre haya cuidado de mantener buenas relaciones con el poder político, el supremo repartidor de obra pública. Así se entiende que en el consejo de administración de Isolux se sienten Antonio Hernández Mancha y Javier Gómez-Navarro, uno del PP y otro del PSOE.