El plan de Blackstone para Cirsa (con la bolsa en el horizonte)

Cirsa incrementa el ritmo de inversión en 2019 y mantiene la ambición de consolidar el liderazgo en España mientras crece en Latinoamérica

Una crupier prepara las ruletas del casino Cirsa de Valencia. EFE/ Juan Carlos Cárdenas

Una crupier prepara las ruletas del casino Cirsa de Valencia. EFE/ Juan Carlos Cárdenas

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Un año después de que Blackstone comprara Cirsa a Manuel Lao, el gigante del juego ya se ha adaptado a lo que significa formar parte del entramado empresarial de uno de los mayores fondos del mundo. El vehículo estadounidense no sólo se hizo con la compañía: también adquirió una estrategia, a la que dotó de recursos y aceleró. El objetivo, engordar la firma para que en el momento de venderla las plusvalías sean máximas. Y hacerlo en bolsa parece el siguiente paso.

En su primer ejercicio en el accionariado, los resultados fueron negativos. A pesar de incrementar las ventas desde los 1.661 millones de euros hasta los 1.740 millones y el Ebitda desde los 350 millones hasta los 368,8 millones, el ejercicio 2018 se saldó con unas pérdidas de 284 millones frente a los beneficios de 70,8 millones del año anterior.

Fuentes cercanas a la empresa explican a Economía Digital las razones de la caída: “La división de Argentina quedó fuera de la venta a Blackstone, por lo que se vendió posteriormente a Manuel Lao a un precio inferior al que estaba contabilizada en los libros”. De este modo, las pérdidas contables aguaron el resultado de una temporada que también se vio impactada por la devaluación de varias monedas latinoamericanas.

Para volver a números negros, la firma basa su estrategia en cuatro puntos. El primero, consolidar su posición dominante en España, donde, por ejemplo, existen más de 6.800 operadores de máquinas recreativas. La firma tiene el 24% de cuota de mercado, por lo que asume que todavía tiene margen para incrementar su parte del pastel.

Cirsa destina unos 180 millones de euros a inversiones cada año

En la división de casinos, Cirsa trata de identificar oportunidades en los países en los que ya se encuentra –sólo en Panamá ya se acerca a la saturación–. Para las adquisiciones, siempre busca incrementar el número de máquinas en la superficie existente para calcular si un establecimiento resultaría rentable o no.

En el camino hacia la rentabilidad, la empresa dirigida por Joaquim Agut asume que el negocio del bingo no pasa por su mejor momento. Desde 2014, vendió o cerró 13 centros, una estrategia que se mantendrá en el futuro con aquellos lugares que estén por debajo del rendimiento que exigen.

Por último, el grupo mantiene su plan de inversiones, al que cada año destinaba hasta ahora alrededor de 180 millones de euros. El foco está puesto en operadores de máquinas recreativas en España y Latinoamérica, y casinos, ya sean en sus mercados principales o en nuevos destinos atractivos. Así, entre 2017 adquirió 17 casinos en Perú y el año pasado hizo lo propio con un casino en Marruecos y otro en República Dominicana.

Blackstone incrementó en 700 millones la deuda de Cirsa para pagar a Manuel Lao

Con Blackstone, el músculo aumenta. Si el presupuesto se repartía siempre en unos 120 millones para inversiones de mantenimiento y alrededor de 60 millones para nuevas adquisiciones, sólo un año después la empresa realizó una emisión de bonos de 390 millones de euros a través de la que financió la compra de Giga Games, la empresa de juego de Juan Lao, el hermano de Manuel Lao. Todavía le sobra dinero para afrontar nuevas operaciones corporativas.

La emisión de bonos se ha vuelto una estrategia recurrente en las oficinas de Cirsa en el último año, pues ya en 2018 cerró otra por 1.560 millones de euros. Más baratas que la financiación bancaria, dispararon el endeudamiento neto desde los 885 millones hasta los 1.490 millones de euros en 2018 –sin contar la última ronda de 390 millones–. La razón del incremento fue la propia compra de la empresa. Blackstone pagó alrededor de 700 millones de euros a Lao, pero los 700 millones restantes los puso la propia compañía, por lo que la deuda también escaló hasta las cifras actuales.

Con todo, las agencias de calificación como Standard & Poor’s mantienen la calificación de la sociedad (B+).

La salida a bolsa, en el horizonte

Pero el plan no acaba aquí. Como todos los fondos de inversión, Blackstone no tiene vocación de mantenerse durante un largo tiempo como principal accionista. Así, todo parece indicar que recuperará una vieja aspiración de la empresa: salir a bolsa.

No es lo mismo salir al mercado con unas ventas de 1.740 millones de euros que con una facturación de 3.000 millones. Por ello, el fondo trata de engordar a la empresa para que sea más atractiva en el mercado de capitales. El horizonte temporal: alrededor de un lustro. 

Cirsa ya comienza a adaptarse a las rutinas bursátiles. Con las emisiones de bonos, tuvo que calificarse en las agencias de rating y comenzar a funcionar como una cotizada. Por ejemplo: ya presenta resultados cada trimestre.

Carles Huguet

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