Elecnor, la energética de la burguesía vasca de Neguri, capea el temporal

Los cambios regulatorios en España y el retraso de proyectos en el exterior introducen algunas dudas

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La discreción de la que siempre ha hecho gala la potentada burguesía industrial del País Vasco tiene en la empresa Elecnor uno de sus principales ejemplos. Cotizada desde hace casi tres décadas, su tránsito por el mercado bursátil pasa prácticamente desapercibido, con unos mínimos volúmenes de negocio.

Y sus hechos relevantes ante la CNMV prácticamente se limitan a dar cuenta de resultados, dividendos y a comunicar la obtención de algunas operaciones, como el contrato que acaba de obtener en Perú para construir por más de 150 millones de euros uno de los tramos del Gasoducto Sur Peruano.

Tránsito discreto en bolsa

Pero si por el parqué pasa con más pena que gloria, su actividad, en cambio, mantiene el tipo, con unas cifras de negocios anuales más o menos estables, en función de los proyectos, de entre 1.700 y 2.000 millones de euros, y 12.500 empleados en más de 40 países. Ingresos que le permiten repartir dividendos anuales superiores a los 50 millones de euros entre sus accionistas.

Un capital de 8,7 millones de euros, con un valor nominal de la acción de diez céntimos, que se reparten en su mayoría, tanto a nivel social como individual, los fundadores y herederos de aquellas diez familias que en 1958 constituyeron Electrificaciones del Norte, el nombre original de la compañía.

Cantiles XXI

Familias del elitista barrio de Neguri, en Guetxo (Vizcaya), en el margen derecho de la ría del Nervión, están representadas en Cantiles XXI, la sociedad que posee en 52,76% de Elecnor. Además, la propia empresa posee casi 2,5 millones de acciones propias en autocartera.

Inicialmente creció al amparo de las grandes compañías eléctricas españolas, que externalizaban la instalación de las líneas e incluso de ciertas centrales hidroeléctricas que entonces se construían masivamente en España. Una especie de ingeniería especializada en redes eléctricas que tendió numerosas centrales térmicas y nucleares, como la de Almaraz o la polémica Lemóniz.

De nuclear a renovables

Con el paso del tiempo, lo nuclear fue dejando paso a otro tipo de actividad, como la obra civil e redes de gas, de telecomunicaciones y agua o las catenarias de los trenes de alta velocidad –cuenta en exclusiva con un contrato con Adif para el uso y la comercialización fuera de España de la catenaria que utiliza el AVE – y, sobre todo, el campo de las energías renovables, donde, sobre todo fuera de España, se han convertido en empresa de referencia.

Renovables que, por otra parte, están detrás de la reducción de beneficios que llevan contabilizando desde el año 2012. Hasta un año antes, venían apuntándose ganancias de entre 100 y 120 millones de euros.

Caída de beneficios por la reforma energética

A partir de entonces, tanto en 2012 como en 2013, vieron cómo esos beneficios se reducían a 87 y 53 millones de euros, respectivamente, debido a los cambios introducidos por el Gobierno en el marco normativo que regula el mercado de producción de energía eléctrica a partir de fuentes renovables, con el recorte a la remuneración de las instalaciones renovables que Elecnor gestiona en España

De cara al cierre de 2014, la compañía presidida por Fernando Azaola, confiaba en aumentar en algo los beneficios. Al cierre del tercer trimestre, sumaban 41,7 millones de euros (14 menos que en septiembre de 2013) y con una cifra de negocios que, en este caso, se había visto menguada en casi un 20% (hasta 1.130 millones) por el retraso en el avance de los proyectos singulares que Elecnor tiene contratados en los mercados exteriores.

En cuanto a su endeudamiento, el pasado verano obtuvo un crédito sindicado de 600 millones de euros con 19 entidades financieras, tanto nacionales como internacionales. Una operación con vencimiento a cinco años, que ha servido para amortizar los 401 millones de euros vivos de la financiación sindicada firmada en 2012, y proporcionar financiación para afrontar las inversiones futuras, principalmente en los mercados exteriores.

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