Tres generaciones de burbujas Freixenet

La familia Ferrer transforma en casi cien años una finca de Sant Sadurní d'Anoia en un grupo internacional que factura 500 millones de euros anuales. La empresa sigue unida por el patriarca del clan, José Ferrer, de 84 años

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En pocas semanas Freixenet hará público el nombre de la nueva burbuja de las navidades de este año. Otra estrella que se vestirá de dorado para promocionar el cava producido por la familia Ferrer con un trasfondo “que aporte algo más, una doble vertiente social”, explican desde el grupo. Quieren repetir la experiencia de Shakira, que bailó para Freixenet para promocionar la fundación Pies Descalzos, aunque pocos recuerdan la segunda parte.

Es el gran evento del año, cuando toda la familia se reúne para brindar con el famoso de turno encabezado por el patriarca del clan, José Ferrer, y su mujer, Gloria Noguer. A sus 84 años, el hermano menor de los Ferrer Sala aún dirige la multinacional desde la sombra.

En 2010 abandonó formalmente la primera línea de Freixenet, que dejó en manos de su sobrino José Luís Bonet Ferrer. Aunque se reservó el derecho de comparecer en el consejo ejecutivo, donde los seis miembros coinciden en indicar que es quién tiene la última palabra cuando se toman las grandes decisiones estratégicas del grupo. Incluso bromean al recordar que casi siempre tienen que cambiar la reunión de fecha, ya que la agenda del patriarca está muy llena.

Capital 100% familiar

A pesar de la cohesión familiar que exhiben, es una de las pocas empresas que con su tamaño la propiedad es 100% familiar, ven al grupo desde perspectivas ligeramente distintas. “En nuestro modelo empresarial nos sentamos todos y criticamos, a veces muy duramente, la gestión”, comentaba hace unos días Bonet Ferrer en un encuentro con los medios de comunicación en California para celebrar los 25 años de las cavas Gloria Ferrer.

Reivindican este modelo recordando el éxito conseguido hasta la fecha. Y es que en casi 100 años (empezaron su aventura empresarial en 1914) los Ferrer han transformado una finca vinícola de Sant Sadurní d’Anoia en una multinacional que cuenta con 18 bodegas en seis países y esperan facturar este año 500 millones de euros. Aunque en épocas mejores superaron los 600 millones.

Pero incluso cuando las cuentas se empiezan a recuperar emergen ciertas discrepancias. “Ahora apostamos por invertir en economía de escala para ser más competitivos, aunque algunos quieran repartir beneficios”, declaraba el mayor de los Bonet.

Reparto de acciones

El máximo órgano directivo de Freixenet está compuesto por seis primos: José Luis, Pedro y Eudaldo Bonet Ferrer, hijos de Pilar Ferrer Sala; Enrique Hevia Ferrer, hijo de Carmen Ferrer Sala; y Pedro y José María Ferrer Noguer, hijos de José Ferrer Sala. Quedan fuera las mujeres de esta generación: Pilar Bonet Ferrer; Carmina, Agustina y Montse Hevia Ferrer; y Dolores y Mercedes Ferrer Noguer.

Los decanos, la segunda generación dedicada a producir cava y vinos tranquilos, se sientan juntos en un consejo de sabios. Además de los tres hermanos mencionados anteriormente, que tienen entre 94 y 84 años, está Lola Ferrer Sala. No tiene descendientes y mantiene el 25% del capital del grupo igual que Pilar y José. Sólo uno de los cuatro legó parte de su propiedad a sus hijos en vida. Carmen y la mitad: el 12,5%.

Así, actualmente la accionista mayoritaria del grupo el “la tía Lola”, tal como la conocen en la familia. Pilar y José Ferrer Sala dejaron una sola acción a sus hijos, José Luís Bonet y Pedro Ferrer Noguer, para que pudieran ocupar los cargos de presidente y consejero delegado, respectivamente.

Reparto de cargos

En la primera línea de acción también se encuentra Enrique Hevia Ferrer, que ocupa la vicepresidencia y la dirección económica del grupo. Él también es accionista, tiene el 3,1% de Freixenet, igual que sus hermanas Carmina, Agustina y Montse.

Su primo Pedro Bonet Ferrer es el director de comunicación, mientras que José María Ferrer, el más pequeño de su generación, se encarga de la dirección comercial del grupo.

La cuarta generación de los Ferrer también han empezado a entrar en la empresa familiar. Por el momento ocupan cargos menores en varios departamentos y es que, como buena empresa familiar, quieren que conozcan el grupo de arriba a abajo.

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