Google, Apple y compañía hallan vías para burlar la nueva norma fiscal europea     

El acuerdo fiscal firmado por 31 países, principalmente de la Unión Europea, deja infinitos caminos para que las tecnológicas sigan evadiendo los controles fiscales  

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Hecha la trampa, hecha la ley. Así, en ese orden. Una treintena de países miembros de la OCDE acaban de firmar en París un acuerdo para poner fin a la burla que las grandes multinacionales tecnológicas practican ante las narices de las agencias tributarias. Pero antes de su aprobación, las grandes tecnológicas a las que los gobiernos intentan cercar ya habían rediseñado sus estrategias fiscales.    

«La medida no sorprendió a nadie. Algunas multinacionales, entre ellas clientes nuestros, ya habían ordenado algunos cambios para no ser perjudicadas con la nueva norma», explica el socio de una consultora española que asesora en términos fiscales a grandes multinacionales en España.  

Cuando uno o varios países refuerzan los controles tributarios, las empresas evasoras tienden a mudarse a territorios con normativas más laxas. «Es lo que ha pasado con Suiza en estos últimos meses: las fortunas opacas se han mudado de país a paraísos fiscales o a territorios con normativa más difusa», explica el presidente de Gestha, el sindicato de técnicos del Ministerio de Hacienda, Carlos Cruzado.  

La doble exención  

Hasta ahora, las grandes multinacionales como Google y Apple, tenían una excelente excusa para pagar impuestos a su conveniencia en los países donde operaba. Hacían declaraciones de actividades mínimas y se justificaban con que el resto de la actividad pagaba impuestos en otros países.  

Dado que las agencias tributarias no conocían los datos en el resto de los países, daban por buenas las declaraciones. Las haciendas locales sólo se podían valer de los datos que obtenían con convenios de doble tributación que, como explican los inspectores, se convertían, en la práctica, en » convenios de doble exención».  

Primera vía: Estados Unidos  

Los 31 países que han firmado el convenio de intercambio de datos tributarios pretendían poner fin a la práctica del escapismo fiscal. Pero las multinacionales ya han detectado los agujeros de salida. Y uno de ellos es evidente. Estados Unidos se ha negado, por ahora, a suscribir el acuerdo mientras afina sus «mecanismos internos».  

El gobierno estadounidense ha justificado su no adhesión al acuerdo, que forma parte del programa BEPS (Base Erosion and Profit Shifting), al justificar que el país ya cuenta con otra norma similar, el FATCA, que obliga a empresas con operaciones en otros países a ofrecer su información fiscal a las autoridades estadounidenses.

Pero la normativa es mucho más laxa que la aprobada esta semana por los países de la OCDE y cuenta con varias excepcionalidades que facilitan el escape, según se desprende de un reciente informe elaborado por Deloitte. Otra vía con la que cuentan las multinacionales es desviar las actividades o líneas de negocio clave a países exentos del recién firmado acuerdo. Y el mundo, paraísos fiscales incluidos, es muy ancho.

El poder de la imagen  

Las grandes compañías con reputación e imagen que cuidar están intentando entrar en el carril que exigen las agencias tributarias europeas. Starbucks ha cedido a la presión en Reino Unido cuando hubo llamados a boicot y comparecencias de sus directivos en el Parlamento por evasión fiscal. La compañía aceptó pagar más impuestos a partir de 2013.  

En Italia, Apple acaba de aceptar un pago de 318 millones de euros por la misma causa mientras que la Hacienda italiana acaba de abrir otra investigación a Google por haber evadido 227 millones de euros en ese país. En España, la Agencia Tributaria exige a Microsoft 30 millones de euros por impuestos no pagados en una batalla que ha terminado en la Audiencia Nacional.  

Los agentes españoles también siguen la pista a Apple y han pedido información detallada de sus operaciones. Los equipos de inspección de la Agencia Tributaria analizan la actividad de las dos filiales de Apple en España, Apple Marketing Iberia SAU y Apple Retail Spain SL, en 2010, 2011 y 2012, según ha podido saber este diario por fuentes cercanas a la investigación.

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