La expansión de Miró se frustra con graves tensiones de tesorería

La cadena de electrodomésticos, adquirida por el fondo de capital de riesgo Springwater, prometió la apertura de 34 establecimientos en dos años pero sufre retrasos en el pago de alquileres y tiene el almacén y las tiendas desabastecidas

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La cadena de tiendas Miró, que dio entrada al fondo de riesgo suizo Springwater para salir del concurso de acreedores declarado en 2011, está muy lejos de cumplir los objetivos de expansión presentados a mediados de año.

La compañía que anunció 34 nuevos establecimientos entre 2015 y 2016 afronta retrasos en el pago de los alquileres de las tiendas actuales y sufre problemas de desabastecimiento. La cadena de electrodomésticos, que prometió una inyección de 23 millones de euros en las ampliaciones, ha comenzado a negociar la rebaja de alquileres en algunas de sus tiendas de Cataluña, según ha podido saber este diario de fuentes cercanas a la compañía.

«Lejos de invertir, los movimientos en la cúpula parecen destinados a la contracción», explican desde la compañía con más de 60 establecimientos principalmente en Cataluña.

Mercancía escasa

La situación de Miró dista mucho de la de una compañía en proceso de expansión. El almacén tiene graves carencias de producto y las tiendas están desabastecidas en las puertas de la temporada navideña, según explican fuentes de la empresa.

Miró aprobó una partida urgente de un millón de euros el viernes pasado para comprar nueva mercancía y destinará otro millón de euros esta semana para paliar la escasez de producto. Durante el mes de septiembre no se ha adquirido mercancía, una situación que espera atenuar en las próximas semanas.

La compañía está gestionada por Ignacio González Pisón, quien había sido administrador concursal de Miró y de Vanyera 3, una empresa líder en cátering en Canarias. Con la gestión de González Pisón, entró el fondo Springwater que prometió una importante inversión que, según sus propios trabajadores, no se ha notado.

Miró fue comprada por tres millones de euros durante su fase de liquidación y facturó 145 millones el año pasado. Tiene previsto aumentar a 175 millones la facturación de este año, un propósito que, vista la situación, difícilmente conseguirá.

Denuncia cerrada contra Springwater

Springwater, presidida por el inversor Martín Gruschka, recibió una denuncia por desfalco de 11 millones de euros en Nautalia hace pocos meses. «Manejaban el dinero de la caja. Desde diciembre llevo detectando irregularidades graves. Decido denunciarlo porque yo soy el apoderado de Nautalia, de Wamos y de la sociedad de Springwater en Portugal. No quiero ser cómplice de hechos gravísimos», explicó a Preferente el denunciante Rafael Montoro, que fue despedido de la compañía.

El exdirectivo de Nautalia denunció que mientras retrasaba pago a proveedores, Nautalia transfería fondos a Springwater. A finales del mes pasado, ambas partes llegaron a un acuerdo y Montoro retiró las denuncias por apropiación indebida, insolvencia punible, falsedad documental y coacción. Al final, aseguró que todo se trató de una confusión.

Además de su inversión en Miró, Springwater cuenta con participaciones en España en Delion, Unipapel, Aernnova, Nervión Industries (Monesa), Daorje, Fivemasa, y Ceyde.

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