La ‘mafia gitana’ hunde el negocio de Goldman Sachs con sus pisos en Madrid

La trama organizada cobra hasta 3.000 euros de 'entrada' por el acceso ilegal a cerca de 200 casas, el 20% de las adquiridas en 2013 en este barrio de Madrid

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Cóctel explosivo en cerca de 200 pisos adquiridos en 2013 por el fondo Goldman Sachs en el barrio madrileño del Ensanche de Vallecas, debido al grave problema de seguridad generado por la ocupación ilegal de estas viviendas por mafias dirigidas, principalmente, por españoles de etnia gitana.

Tras la patada en la puerta, cobran una ‘entrada’ de 3.000 euros por el acceso ilegal y unas ‘rentas’ mensuales de entre 200 y 300 euros a los nuevos ‘inquilinos’, entre los que existe gran rotación de entradas y salidas.

Cálculos errados

Se trata de una variable que, evidentemente, no fue tenida en cuenta por los responsables del fondo en Londres cuando decidieron comprar casi 3.000 viviendas públicas protegidas al Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima), más de 1.000 en Vallecas. Con unos cálculos que no eran otros que los de obtener cuanto antes las mayores plusvalías posibles a los 201 millones de euros invertidos, con la venta a terceros de estas viviendas.

Pero el asunto se está complicando. Aunque desde Encasa Cibeles –la empresa que se encarga de la gestión de estas viviendas–, aseguran que «desde que llegamos en 2013 no se ha producido ninguna ocupación ilegal de una casa vacía de las que ya había», responsables vecinales disienten.

Nuevas ocupaciones

«El pasado fin de semana, sin ir más lejos, hubo nuevas ocupaciones en otros edificios», asegura Enrique Villalobos, vecino del barrio y presidente de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (Fravm), quien asegura que son cerca de 200 las viviendas ocupadas ilegalmente, principalmente en dos edificios.

Casi el doble de los que asegura Encasa Cibeles, que circunscribe el problema a tan solo los edificios situados entre la calle Eduardo Chillida y Gran Vía del Sureste, al no contabilizar, según Villalobos, los pisos que también están ocupados en otro inmueble de la calle Antonio Gades.

La operativa viene de lejos, desde la Semana Santa de 2014, y no ha ido a más en cuanto al número de viviendas ocupadas en el último año y medio –más o menos son las mismas que ya lo estaban hace año y medio–, pero sí lo ha hecho respeto al tema colateral de inseguridad ciudadana generado desde entonces.

Panorama apocalíptico

«No dejan aparcar al resto de vecinos en los garajes, y, si lo hacen, se arriesgan, a que les rayen los coches o les rompan los limpiaparabrisas. Los buzones están rotos por lo que no se reparte el correo y los ascensores tampoco funcionan. Además, los comerciantes de la zona, sobre todo los chinos, suelen ser objetos de robos frecuentes, causados en muchas ocasiones por los drogadictos que acuden a estos pisos ocupados a comprar «. Así resume el presidente de la Fravm el escenario, casi apocalíptico, que se vive en torno a estos pisos ocupados en el Ensanche de Vallecas.

Los vecinos andan con la mosca tras la oreja por algunas circunstancias que, según ellos, hacen pensar que Encasa Cibeles, como gestora representante de Goldman Sachs –el fondo propietario -, no está poniendo toda la carne en el asador.

Actuación laxa

«Nos parece que, para el grave problema suscitado, están actuando de una manera muy laxa», apunta el presidente de la Fravm, quien no escurre el bulto al afirmar que, por un lado, a Encasa Cibeles no le viene del todo mal esta situación.

«Están logrando que el resto de inquilinos, molestos por esta situación, opten por irse, quedando los pisos vacíos para ser ofrecidos en venta», denuncia Villalobos. Uno de los bloques ya está prácticamente ocupado ilegalmente en su totalidad.

La gestora defiende su estrategia

Desde la empresa gestora de los pisos, niegan esta versión, y aseguran que están haciendo todo lo posible para acabar con esta situación. «Actuamos con toda la firmeza que permite la ley y todas las ocupaciones están denunciadas. Pero, lamentablemente, los procesos judiciales son a veces demasiado lentos», explica un portavoz de la empresa gestora.

No todas las ocupaciones ilegales se afrontan de igual manera. En el caso de que existe una situación de vulnerabilidad social (por ejemplo, una madre con hijos víctima de violencia de género), «ponemos el tema en manos de los servicios sociales municipales  para ver qué alternativa se puede ofreces», apuntan desde Encasa Cibeles. Si no existen estas situaciones, «todas las ocupaciones se denuncian», reiteran.

Para paliar esta situación y que la cosa no vaya a más, desde Encasa Cibeles aseguran haber invertido más de dos millones de euros en reforzar las medidas de seguridad, con la contratación de vigilancia presencial, instalación de cámaras de vídeo, de sensores de movimiento en azoteas, de alarmas, y de puertas blindadas. Las imágenes y grabaciones obtenidas son facilitadas a la policía, cuando así son requeridas. 

Buen rollo de los ocupas con los vigilantes

Medidas que, según los responsables vecinales, no siempre han surtido el efecto deseado. «Con la empresa Motal, contratada para el control de accesos al edificio, se vio desde el principio que tenían muy buen rollo con los ocupas«, aprecia Villalobos.

Y Securitas, la empresa de seguridad contratada, se limita a hacer rondas desde el exterior tras ser recibidos a pedradas y ver cómo les destrozaban la caseta y las pantallas de control.

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