La última artimaña de las empresas para perpetuar becarios

Grandes compañías obligan a los recién licenciados a matricularse en cualquier cursillo para alargar la beca y ahorrarse la firma de un contrato

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Lo que deberían ser prácticas para que los estudiantes universitarios se formen en el mercado laboral se está convirtiendo en una artimaña para alargar de forma artificial las estancias de los becarios en las empresas. Los cursos on line han emergido como la solución rápida para que los becarios que se gradúan puedan seguir trabajando en la empresa bajo la modalidad de estudiantes.

De esta forma, el empresario se ahorra los costes de un contrato convencional y se blinda legalmente. Ana María Gómez (nombre ficticio) trabaja como becaria para una multinacional farmacéutica alemana con sede en Barcelona. Es licenciada en ingeniería química por la Universidad de Barcelona y, cuando terminó sus estudios, la empresa le exigió inscribirse en cualquier curso on line si quería mantener su puesto de trabajo.

«Podía ser de cualquier área. No tenía que estar relacionado con el trabajo. Ni siquiera lo terminé. Sólo era un requisito legal para que la empresa justificara mi supuesta práctica», explica Ana María.
Como becaria, cobra 680 euros al mes. Como contratada recibiría, al menos, el doble. Una vez terminado el contrato, la multinacional, con una facturación en España de 506 millones de euros y beneficios después de impuestos de 27,6 millones, exigió a la recién licenciada inscribirse en otro curso para hacer un nuevo contrato hasta enero.

«Hago controles de calidad de medicamentos, pero no firmo los informes. Esto lo hace mi jefe. He tenido la suerte de que el nuevo curso me lo pagará la compañía. Cuesta 150 euros», relata.

Empresa pionera

Una de las empresas que ha cosechado éxitos con el alargamiento de becarios es Escuela de Empresa que asegura tener 1.400 convenios con colaboradores. Entre ellos, figuran casi todas las grandes: el Santander, BBVA, Movistar, Prisa, Meliá, Inditex, L’Oréal, Endesa, Microsoft, Samsung, Ikea, Sap, y Novartis, entre muchas otras. El orden se invierte: ya no es la universidad quien busca una formación en empresas para sus estudiantes, sino empresas que necesitan una justificación para contratar a jóvenes trabajadores con contratos de becarios.

El instituto prácticamente reconoce en su web que los cursos son una excusa. «Cualquier empresa que seleccione a una persona para realizar prácticas, puede matricularle en alguno de nuestros cursos o masters, cumpliendo así la legislación sobre programas de cooperación educativa», explica la entidad.

Eternos becarios

Pedro Antillano (también nombre ficticio) trabaja para una agencia de noticias y cuando comenzó sus prácticas (las cuartas en su abultado curriculum como becario) la empresa le notificó que tenía que inscribirse en un curso para tener acceso a un contrato de 800 euros mensuales.

«Busqué un curso de Photoshop en Formación sin Barreras. A la empresa no le importa el contenido. Y a los becarios tampoco. Busqué lo más barato: 150 euros por 200 horas», explica Pablo. El curso de 1,3 euros la hora justifica la nómina a final de mes y ahora planifica migrar a Francia para buscar un mejor futuro. De momento, también como becario.

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