‘La Vanguardia’ prepara una reestructuración laboral y una reducción de salarios

Los trabajadores alegan que ya han perdido un 11,8% del poder adquisitivo y que la masa salarial sólo representa el 20% de la cifra de negocio

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El Grupo Godó, propietario de La Vanguardia, y que preside Javier Godó, quiere adaptarse a los nuevos tiempos. El rotativo, como toda la prensa de papel, vive momentos complicados, con la necesidad de buscar nuevos ingresos, y compatibilizar la plantilla con las exigencias de la edición digital. Y la salida pasa, según la empresa, por una reestructuración de la plantilla y una reducción de salarios que aligere la carga en el capítulo de gastos.

La propuesta pasa por prejubilaciones, de profesionales que rondan los 58 años, y por la reducción de un 18% en los salarios, que se quiere concentrar en la paga de los fines de semana.

El papel del hijo

En el intento de rehacer la plantilla aparece Carlos Godó, el consejero delegado del Grupo Godó, e hijo del presidente Javier Godó, más partidario de reorganizar cuanto antes el negocio, y evitar posibles pérdidas a corto y medio plazo, y más agresivo en su política de recursos humanos.

La medida ha causado un gran malestar en la plantilla de profesionales de La Vanguardia, que no quiere que el medio deje de ser uno de los principales referentes en Cataluña y en el resto de España. El argumento que aduce, ante, por lo menos, unas 15 prejubilaciones -–además de las rebajas salariales– es que la masa salarial ha ido perdiendo peso en la cifra global de negocio. Según fuentes conocedoras de las negociaciones, el coste laboral de La Vanguardia representaba en 2013 el 20,7% de la cifra de negocio, cuando en 2007 era del 22,1%.

Pérdida de poder adquisitivo

Desde el inicio de la crisis, en 2007, los trabajadores han perdido, tras las congelaciones y recortes de sueldo, un 11,8% de capacidad adquisitiva, descontando la inflación. Y la reducción de la plantilla también ha sido significativa.

En 2013 la masa salarial se había reducido en un 51% respecto a la de 2007, –pasando de un total de 43,4 millones de euros a 21,2 millones–, mientras que otras partidas, a juicio de los trabajadores, se ha reducido en una proporción mucho menor. Una de ellas, la que se conoce como «otros gastos de explotación» se habría reducido sólo en un 26%.

El capital profesional

Es decir, el conflicto se centra en una clara disparidad de criterios, que viven otras empresas, del sector y del conjunto de la economía: o se reducen gastos o aumentan los ingresos. Los trabajadores consideran que una de las posibles causas de la pérdida de lectores de los últimos años es la pérdida del «capital profesional» del diario.

Esa sería la causa, y, por tanto, «no la consecuencia» de la disminución del negocio, que ha caído en picado: en 2013 los beneficios del Grupo Godó cayeron un 82%, y pasaron de 1,7 millones de euros a 312.000 euros. En 2011 el beneficio había sido de 5,2 millones.

Una de las quejas de los trabajadores es que en el capítulo de otras partidas se va mucho dinero de La Vanguardia a otras empresas del grupo, que cuenta con otros medios, como Rac1 y 8Tv. También que se van a otros fines, como «las crónicas de París», en referencia a las crónicas del ex director del rotativo, José Antich.

La situación, como en otras empresas del sector y de la economía española, es delicada.

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