Las cuatro estrategias de Wallapop para facturar su primer céntimo

El éxito de la plataforma móvil española que ha conseguido millones de usuarios en todo el mundo esconde una incógnita: ¿cómo monetizar un servicio hasta ahora completamente gratuito? Agustín Gómez, director general, desvela los planes de la compañía

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Wallapop es un caso único entre las jóvenes tecnológicas españolas. A falta de cifras oficiales de inversión –la compañía se niega a revelar cuánto dinero ha entrado desde septiembre de 2013, fecha de su fundación–, viene bien observar el número de descargas: 25 millones en todo el mundo, incluidos los EEUU, la principal batalla que enfrenta a día de hoy esta compañía basada en Barcelona.

Con todo, la gratuidad de la app líder en España en el intercambio de artículos de segunda mano genera desde hace tiempo una duda básica. ¿Cómo va a hacer rentable su negocio? ¿Cuándo va a facturar el primer céntimo tras llamar la atención de fondos internacionales de primer nivel?  

Visibilidad ‘premium’

El primer paso podría llegar pronto. Según explica Agustín Gómez, director general de la firma, a Economía Digital, «a principios de 2017» Wallapop previsiblemente activará un servicio de pago para dar visibilidad extra a los usuarios que quieran destacar sus artículos sobre el resto (a día de hoy la aplicación los muestra en función de la proximidad entre vendedor y potencial comprador).

A pesar de que la visibilidad premium es uno de los modelos de monetización más habituales en el sector de los clasificados –además de uno de los más fastidiosos–, la compañía aspira a no penalizar con ello a los vendedores que opten por la versión gratuita, explica el directivo. Además asegura que esta línea estaría centrada en usuarios particulares y no en profesionales que utilicen la app para promocionar artículos de gran valor, como viviendas o vehículos.

Pagos a través del móvil

Otra de las innovaciones que acabarán llegando a Wallapop es la introducción de pagos móviles entre usuarios. Por el momento, la empresa sólo actúa como intermediario al poner en contacto a las dos partes implicadas en la compra-venta. A partir de ahí, ellos son los que deciden cuándo, cómo y dónde quedar para cerrar el intercambio.

La transacción económica virtual, de la que la compañía se quedaría una pequeña parte, abre la puerta a ofrecer servicios exclusivos por ahora inexistentes en la plataforma. Un ejemplo: «pagar un poco más por un producto que quieres reservar durante 10 días», ejemplifica Gómez. Otras opciones pasarían por la introducción de un microseguro para garantizar el buen estado del artículo o incluso la financiación a plazos de objetos con un precio alto.

También la entrega a domicilio –siempre por parte del vendedor– para compradores que no se quieran desplazar para cerrar el acuerdo.

Servicios para los más enganchados

El tercero de los modelos de facturación listados por Gómez es ofrecer herramientas especiales para los usuarios que cuenten con un gran número de artículos a la venta. Este servicio para adictos a Wallapop permitiría, por ejemplo, gestionar de una manera más sencilla las fotos subidas a la plataforma, comenta el ejecutivo, sin dar más detalles sobre el asunto.

¿Anuncios en Wallapop?

Y por último aparece quizás la opción aparentemente más sencilla. Pero también la más espinosa, por el cambio radical que podría suponer en la experiencia del usuario. ¿Introducirá Wallapop anuncios de compañías deseosas de aprovechar el tirón de la app entre el público joven? 

«A corto plazo, no», responde Gómez. Que sin embargo no descarta «darle una vuelta» al modelo publicitario tradicional, con el objetivo de que éste no afecte a la navegación en la aplicación («no me gustan las páginas que son como un campo de minas», ilustra).

Reticentes a desvelar plazos sobre este u otros modelos, desde Wallapop no muestran prisa alguna por comenzar a sacar dinero contante y sonante de una compañía que algunos se han atrevido a valorar por encima de los mil millones de dólares. «La empresa no está en una urgencia por monetizar», asegura su director general. El primer céntimo, por tanto, aún podría tardar en llegar.

Economía Digital

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