Madrid pone una alfombra roja al magnate chino Wang Jianlin

El inversor asiático logra desproteger el Edificio España y negocia con Defensa la compra de terrenos en Campamento  

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Una inversión de consideración no se puede escapar y hay que dar todas las facilidades para que se lleve a cabo. Las que sean. Es la premisa que existe en la Comunidad de Madrid ante el interés del dinero foráneo por la compra de activos para reactivar la actividad económica.

Se intentó por todos los medios que Las Vegas Sands, con su presidente Sheldon Adelson a la cabeza, promoviera el megacomplejo de ocio y juego de Eurovegas en el municipio de Alcorcón, pero al final las dificultades económicas, las dudas sobre la salida de la crisis en España y la no concesión a Madrid de los Juegos Olímpicos de 2020 pesaron más que los beneficios fiscales pactados o dejar fumar en los recintos, y el tema se fue al traste.

Adelson, Aguirre y Jianlin

Ni el empeño personal de la expresidenta madrileña, Esperanza Aguirre, que lo puso todo de su parte por sacar adelante el proyecto –algunos dicen que hasta su dimisión estuvo relacionada con la renuncia de Adelson–, pudo evitar que la operación encallara definitivamente.

El de Eurovegas fue un asunto que se había publicitado a bombo y platillo durante años, con la propia Aguirre ejerciendo de anfitriona de Adelson en varias ocasiones, tanto en reuniones públicas como en otras supuestamente privadas que finalmente eran convenientemente aireadas a los cuatro vientos.

Primero, el Edificio España

Nada que ver con los movimientos que desde hace un par de años lleva realizando en Madrid el grupo chino Dalian Wanda, encabezado por Wang Jianlin, tenedor de una de las mayores fortunas del gigante asiático.

Con mucha mayor discreción que la demostrada por Adelson y Aguirre, Jianlin, a través de su empresa Renville Invest, cerró la pasada primavera un acuerdo con el Banco Santander para comprar en un santiamén por 265 millones de euros el Edificio España, el histórico rascacielos de casi 120 metros de altura que preside la madrileña plaza de España y que albergó durante décadas un hotel de lujo.

Asunto de Estado

Un aperitivo de lo que puede ser, de prosperar las negociaciones que se están llevando a cabo –en el último viaje a China del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el asunto fue abordado al más alto nivel–, el proyecto de convertir la antigua zona cuartelera de Campamento en un barrio residencial, con decenas de miles de viviendas y grandes centros comerciales. La compra del antiguo hotel estaba condicionada a que el Ayuntamiento de Madrid levantara la mano sobre la protección arquitectónica que pesaba sobre el emblemático.

Dicho y hecho. Con la modificación introducida por el consistorio la protección estructural se ha suavizado hasta el punto de que todo el inmueble se puede echar abajo. Solo la fachada y algunos elementos de la planta baja quedarán en pie para llevar a cabo la remodelación integral del inmueble con la construcción de un hotel, apartamentos de lujo y un área comercial.

Reforma pública con dinero privado

De esta manera, el Ayuntamiento de Madrid se quita un muerto de encima, dejando que la iniciativa privada asuma en su totalidad los casi 100 millones de euros presupuestados para reformar la plaza de España.

Jianlin pondrá unos 30 millones, y el  resto lo aportarán la compañía hotelera VP, que va a construir un hotel en el solar que hay frente a la Torre de Madrid, así como los propietarios de este rascacielos y de la Real Compañía Asturiana de Minas.

Antiguos cuarteles de Campamento

Con los ajustes del hotel ya solucionados, Jianlin negocia ahora con el Ministerio de Defensa la compra de los terrenos de Campamento. Otra operación urbanística promovida desde hace casi tres décadas por el Estado que nunca llegó a llevarse a cabo, y que ahora, tras quedar paralizada hace dos años, puede salir adelante si se llega a un acuerdo sobre el precio de los terrenos.

En principio, la normativa urbanística del plan general de Madrid fija dos ámbitos en esta zona. Una primera, de dos millones de metros cuadrados, donde estaban los antiguos cuarteles –casi todos ya demolidos–, para levantar sobre ellos casi 11.000 viviendas, y una segunda, sin urbanizar, de otros 7 millones de metros cuadrados, con edificabilidad para otras tantas viviendas.

Modificaciones, las que sean

Pero si Jianlin tira hacia adelante con el proyecto y decide poner sobre la mesa en torno a 500 millones de euros por esos 9 millones de metros cuadrados, nadie, ni el Ayuntamiento ni la Comunidad de Madrid, pondría pega alguna en facilitar las modificaciones que el magnate chino requiriera.

Cabría incluso la posibilidad de que la actuación pudiera ser reconocida por la Comunidad de Madrid como un Proyecto de Interés Regional, similar al que se aprobó para favorecer la llegada de Eurovegas, por el que se otorgarían beneficios fiscales, urbanísticos y administrativos de todo tipo. 

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