Moritz cambia de generación

Daniel Roehrich pasa el relevo a sus hijos en el grupo cervecero

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Es una cerveza suave, que lleva el sello de Barcelona y que está abriéndose paso poco a poco a nuevos mercados extranjeros. Moritz es una firma que ha resurgido de sus cenizas para hacerse un hueco en el mundo cervecero. La marca, que volvió al mercado en 2004 tras más de dos décadas de desaparición, ha dado paso a un cambio generacional.

Cervezas Moritz y Aradis, dos sociedades del grupo, ya no tienen a Daniel Roehrich Moritz como presidente, que se ha jubilado. Ha cedido el cetro a sus hijos Eduardo y Daniel y a sus nietos, Mario, Samuel y Gillermo. Eduardo Roehrich ha heredado la presidencia y su hermano Daniel ocupará el cargo de secretario, según se desprende del Registro Mercantil de la capital catalana. “Moritz ha dado paso a la quinta y sexta generación que ha entrado en el negocio poco a poco”, apuntan fuentes cercanas a la empresa.

Una empresa familiar

Mucho ha llovido desde que Louis Moritz “entró en contacto con una pequeña fábrica de cerveza en el Raval (de Barcelona) de la cual, en 1856, ya era propietario”, según apunta la propia compañía.

Ahora, un siglo y medio más tarde siguen al mando los descendientes del fundador. La firma se ha rejuvenecido, pero no ha cambiado su esencia. En los 80, los Roehrich recuperaron la marca –que había entrado en liquidación— para volver a sacarla al mercado. Ahora ya lleva casi una década, de nuevo, en activo y es una de las cervezas de referencia en Barcelona.

Aunque se enfrenta a una fuerte competencia, como la de Damm, Moritz ha conseguido no sólo mantener el tipo dentro del negocio cervecero en Catalunya, sino que también se ha abierto paso en 18 países como Francia, Inglaterra, Italia, o Alemania, así como Estados Unidos (EEUU) y Canadá, por poner algunos ejemplos.

Restauración

Con una facturación, de 36 millones de euros en 2011, la compañía espera crecer a pesar de la crisis y cerrar 2012 con un crecimiento de un 11% y casi 40 millones de euros de ingresos. La restauración es uno de los negocios del grupo que ha arrancado con fuerza.

Uno de los locales más importantes es la cervecería de la calle Sant Antoni de Barcelona, donde antes se ubicaba la antigua fábrica Moritz y que cuenta, además, con un menú gastronómico, con visitas guiadas para conocer mejor la historia de la firma.

Ha sido uno de los proyectos de mayor envergadura en cuanto a inversión. Moritz ha destinado 30 millones en la reforma del espacio que ocupa 4.500 metros cuadrados. La firma prevé abrir durante este año un restaurante en la planta de abajo y está previsto que en 2014 se ponga en marcha otro en la primera planta. Además, Moritz también tiene el Bar Velódromo en la calle Muntaner de Barcelona.

Economía Digital

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