Botín, el banquero que siempre estaba en la Moncloa

Apoyó los planes financieros de Zapatero, rechazó las elecciones anticipadas que pedía Rajoy, y se pronunciaba sobre la independencia de Cataluña

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¿Pero, Botín se ha pronunciado sobre la independencia de Cataluña? El banquero que transformó el Banco Santander en una marca multinacional, dejando pequeño su negocio en España, sabía todo lo que ocurría en la política española. Ha sido durante décadas el máximo representante de lo que durante la transición se conocía como los poderes fácticos del Estado.

Para los presidentes del Gobierno, ya fueran del PP o del PSOE, su apoyo era vital. Y los socialistas lo tuvieron a su lado en los momentos más crudos de la crisis económica.

En octubre de 2008, cuando José Luis Rodríguez Zapatero trataba de sacar adelante su plan de apoyo financiero, y lo quería trasladar a los principales banqueros del país, en una de aquellas reuniones que cortaban la respiración de todos los españoles, surgió la gran pregunta: “¿Dónde está Botín?»

Era un lunes. El presidente del Santander había celebrado su 73 cumpleaños durante el fin de semana y había organizado un viaje privado intercontinental. No podía regresar, y envió, en su nombre, a Alfredo Sáenz, consejero delegado del banco.

Pero Botín ya lo sabía todo. Zapatero, que se reunía aquel lunes 6 de octubre con los presidentes del BBVA, Banco Popular, La Caixa, Caja Madrid, y Unicaja, se lo había explicado todo a Botín el sábado por teléfono, recibiendo la visión del mayor banquero de España, y sus indicaciones, claro.

La conexión con el PSOE

Para Zapatero, aunque, a la postre, no le sirvió de mucho, el apoyo de Botín en aquellos momentos fue vital. El presidente del Santander trató, desde mayo de 2010, cuando la Comisión Europea obligó al Gobierno español a cambiar drásticamente su política económica, de ofrecer la mejor imagen de España, para que los inversores internacionales no le dieran la espalda por completo.

Es cierto, sin embargo, que Botín nunca quiso casarse con nadie. Era al revés. Los dirigentes políticos siempre han buscado el beneplácito del poder financiero. Con Botín en contra era difícil implantar una determinada medida política de gran alcance. Apoyó el programa económico del PP en 1996, básico para que José María Aznar obtuviera la primera victoria electoral de la derecha en España.

Y conectó con Rodríguez Zapatero en la campaña electoral de 2004, que acabó, de forma trágica, con el 11M. El propio Botín le explicaría al líder del PSOE que no entendía los resortes de la política, pero que uno de sus hijos le había apuntado que Zapatero podría ganar las elecciones. “Yo hago mucho caso a mis hijos”, le dijo, para mantener una relación con Zapatero que llegó a ser muy estrecha.

El enojo de Rajoy con Botín

En España, en todo caso, la relación del poder financiero con el poder político ha mantenido la dualidad que existe en otros ámbitos. Y Botín siempre ha acabó reflejado en más actos con el PSOE que con el PP. De hecho, la relación del presidente del Santander con Mariano Rajoy no arrancó con buen pie. Si Rajoy unía su destino con Francisco González, el presidente del BBVA, que accedió al cargo de la mano de José María Aznar y Rodrigo Rato, Zapatero lo había hecho con Botín.

Rajoy no le perdonó a Botín que éste rechazara la convocatoria de elecciones anticipadas, cuando Rajoy ya las exigía en marzo de 2011. El PP hizo circular la crítica acerada contra Botín, y que explicaba que el banquero apoyaba a Zapatero porque estaba a la espera de que el Gobierno indultara a su primer ejecutivo, Alfredo Sáenz, que había sido condenado por el Tribunal Supremo a tres meses de prisión y de inhabilitación para ejercer funciones en la banca por un delito de acusación falsa contra unos deudores de Banesto.

Y, efectivamente, ese indulto llegó. Fue en el último consejo de ministros de Zapatero antes de las elecciones generales del 20 de noviembre de 2011. La otra maldad que el PP lanzaba contra Botín era que el presidente del Santander era el más interesado en que las cajas de ahorro desaparecieran en España, y que, apoyaba, por ello, los planes de ayuda a la banca de Zapatero.

Acabar con las cajas

Pero en esa cuestión Francisco González, el presidente del BBVA, se destacó con más saña, clamando contra el sistema financiero basado en las cajas de ahorro en sus particulares roadshows internacionales. De hecho, ha sido el BBVA el que ha acabado zampando numerosas cajas, en particular las catalanas.

Una de las intervenciones de Botín en la política española más sonada se centró en la cuestión catalana. El marzo de este año, el presidente del Santander, el mismo día en el que la Cambra de Comerç defendía la viabilidad de una Cataluña independiente, Botín aseguraba que la independencia de Cataluña era “ilegal” y que no se iba a producir. “No se va a producir, es imposible que se produzca, no interesa a los catalanes ni al resto”, aseguró, ante los accionistas del Santander, que le acabaron aplaudiendo a rabiar.

Y eso, aunque no es ya tan importante como hace unos años, sí fijaba un punto y aparte. Lo decía Botín. El hombre que siempre estaba en la Moncloa, aunque, físicamente, pudiera estar celebrando un cumpleaños al otro lado del charco.

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