Casado en CatalunyaCaixa: “No pude hacer mi proyecto y me fui”

El ex presidente de la entidad asegura que discrepaba de Adolf Todó

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Fue el proyecto, no el sueldo. Esa es la idea que ha defendido el ex presidente de CatalunyaCaixa, Fernando Casado, en la comisión de investigación en el Parlament sobre las entidades nacionalizadas.

Casado, que sólo estuvo tres meses al frente de la entidad, ha rechazado que la abandonara por estar en contra de la remuneración percibida, sino por no poder realizar su propio proyecto. Casado ha asegurado que sintió “frustración y decepción” por no haber podido implantar un nuevo modelo de gestión.

Sin embargo, en aquel momento, trascendió que fue el Banco de España el que advirtió que no iba a ver con buenos ojos una retribución de 600.000 euros, que era la misma que tenía Casado en su anterior responsabilidad, al frente del Instituto de Empresa Familiar.

Nueva cultura financiera

Esos tres meses fueron cruciales para la entidad, y Casado ha admitido que no la pudo reorientar. Renunció a la presidencia de CatalunyaCaixa en febrero de 2011, el mismo día en el que el consejo de administración aprobó la creación de un banco para transferir su actividad financiera, en CatalunyaBanc. “Tomé la decisión a finales de diciembre y creí que era una oportunidad para dejar la entidad de la forma más discreta posible”.

Casado ha considerado que trató de cambiar la cultura de la entidad, y no lo logró. “No pude hacer mi proyecto y me fui”, ha sentenciado, tras añadir que su objetivo era que los consejeros tuvieran conocimientos más profundos sobre la gestión y mantuvieran reuniones con el equipo ejecutivo, lo que comportaba, por tanto, una cultura totalmente diferente a la que tenía la entidad.

Ante esa dificultad, Casado decidió dejar la entidad, lo que, a su juicio, “no agravó la situación de CatalunyaCaixa”.
Casado ha afirmado que hubo “disensión de criterios” con el también ex presidente Adolf Todó, –en aquel momento su director general– y se ha limitado a asegurar que el futuro de la entidad pasa por la “venta al mejor postor”.

No ha entrado, sin embargo, en otorgar responsabilidades en función de lo que ha pasado, finalmente. Y, sobre los productos híbridos, sobre las preferentes, ha considerado que su venta constituyó “un abuso de confianza del cliente”.

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