Clase magistral de Sothic Capital para exprimir el hundimiento de Abengoa

El inversor británico, además de encabezar el lobby bonista en las negociaciones para sellar el rescate definitivo, maniobra en bolsa para obtener rápidos beneficios

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El fondo británico Sothic Capital, fundado en 2008 por Didier Martineau y Gertjan Koomen, es uno de los protagonistas más activos en la crisis de Abengoa. Y, además, desde varios frentes.

Como uno de los principales negociadores que, por parte de los bonistas, delegaron en la consultora Houlihan Lokey para que negociase con los acreedores el acuerdo de rescate –todavía pendiente de definir–, y como principal comprador especulativo de acciones de la multinacional sevillana, con la indisimulada estrategia de que, en el corto plazo, bajen, de cara a obtener en la operativa una alta rentabilidad.

En esta segunda faceta, la jugada le salió redonda una primera vez a finales de noviembre de 2015, cuando Abengoa entró en preconcurso de acreedores, y ahora anda intentando que la operativa le resulte de nuevo exitosa.

Sothic había iniciado la compra a préstamos de títulos de Abengoa a principios de agosto de 2015, dando por descontado que, como así fue, el anuncio de ampliación de capital por 650 millones de euros no saldría adelante. Entonces, adquirió acciones a préstamo por el 0,52% del capital del grupo controlado por la familia Benjumea.

Tampoco se creyó el fondo británico que el acuerdo de inversión con Gonvarri, anunciado a principios de noviembre, se llevara a término.

Apostar a la baja en plena subida

Por eso, tanto Socthic como otros fondos decidieron, el mismo día que se anunciaba el referido acuerdo y con la cotización en plena subida, tomar en préstamo otros 2,6 millones de títulos de Abengoa por unos 285 millones de euros. Una cantidad en manos de inversores no titulares de las acciones equivalente a un tercio del capital.

En el caso del fondo dirigido por Martineau y Koomen, la estrategia de comprar prestadas acciones B de Abengoa (las de mayor liquidez) prosiguió hasta alcanzar, un día antes del anuncio del preconcurso, el 25 de noviembre, el 1,32% del capital de Abengoa.Y el negocio le salió al fondo británico a pedir de boca.

50% de ganancias en un día

En esa jornada y en la siguiente, no es que el grupo sevillano de ingeniería cayera en el parqué, es que lo hizo de una manera estrepitosa, acumulando un retroceso del 94% y dejando el valor en apenas 0,42 euros. Sothic hizo caja y redujo las posiciones cortas al 1,06% del capital de Abengoa. En apenas 24 horas ganaba más de un 50% sobre la última cantidad invertida.

Y ahí se ha quedó hasta hace dos meses, cuando, en plenas negociaciones para alcanzar el acuerdo financiero que evitase la quiebra definitiva de Abengoa –en las que participa de manera significativa como uno de los principales tenedores de bonos–, Sothic volvía a reactivar su estrategia de operar a corto en la multinacional sevillana.

Nuevos préstamos de acciones

En la última comunicación facilitada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el fondo británico ha vuelto a apostar a que Abengoa, en plena incertidumbre sobre su futuro, volverá a cotizar en unas semanas por debajo de 0,2 euros. Con ese objetivo ha acaparado a corto el 1,56% del capital del grupo sevillano.

Los movimientos que llevaron el valor de la empresa hasta 0,3 euros tras el anuncio del preacuerdo han precipitado su bajada hasta los 0,18 del pasado viernes. 

Apuesta sobre seguro

El retorno a esta estrategia de especulación bursátil por parte de Sothic tiene su razón. Conoce de primera mano –como uno de los principales de los tenedores de bonos– la situación de las negociaciones que siguen manteniendo acreedores y bonistas.  

Por ello, mientras existan las incertidumbres que existen, el fondo británico seguirá metido en esta espiral especulativa, que cesará en cuanto tenga la certeza de que el acuerdo de rescate se lleva a término de manera definitiva.

En ese momento, Sothic y el resto de los bonistas comprarán las acciones nuevas –ya unificadas– para posicionarse a largo plazo, sabedores de que, a cambio de aportar los 1.500 millones –o menos– que hagan falta, se quedarán con el 55% del capital de la futura Abengoa.

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