El ICF tiene luz verde para mutar a banco público catalán

La entidad nombra nuevos consejeros para adaptarse a la normativa europea y solo le queda obtener la ficha bancaria

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

Durante la legislatura que acaba de terminar en Cataluña, una de las prioridades del Govern ha sido empezar a construir estructuras de Estado. Una de ellas es la conversión del Institut Català de Finances (ICF) en banco público, algo que en teoría no debería variar su funcionamiento –ya actúa como tal– pero que dejaría a la entidad preparada ante una posible independencia. Este martes, en tiempo de descuento con las elecciones del 27S ya convocadas, el Govern ha dado el último paso para convertir al ICF en banco público.

El ICF ha nombrado este martes a tres nuevos consejeros: Mercè Domingo, Virgínia Verger y Francesc Casas. Los nombres no son lo importante: lo importante es que son independientes. Después de aprobar por decreto la adaptación del ICF a la normativa europea la semana pasada, el siguiente paso era modificar la junta de gobierno de la entidad para adecuarla a dicha normativa, y la manera era con la entrada de tres independientes.

Este es el último paso necesario de adaptación a la norma comunitaria para ser un banco público, según han asegurado fuentes del ICF. Lo único que le queda es pedir la ficha bancaria, lo cual ya está en disposición de hacer. Sin embargo, en la entidad afirman no tener prisa y explican que esperarán a ver cómo va evolucionando el proceso de homologación de entidades que está realizando el Banco Central Europeo (BCE) para la unión bancaria comunitaria.

Un proceso largo

El ICF lleva más de un año y medio trabajando en su proceso de bancarización, adaptando su funcionamiento y sus estructuras. En este tiempo, los contactos a nivel técnico con el Banco de España han sido constantes, para asegurarse que daban los pasos correctos. Y es que la entidad que gobierna Luis María Linde tendrá algo que decir en la bancarización del ICF, aunque la última palabra la tendrá el BCE.

Mientras la entidad catalana se preparaba, Europa ha iniciado el proceso de unión bancaria, que entró en vigor el noviembre pasado y que está desplegando desde entonces. El BCE debe verificar unas 6.000 licencias bancarias que hay en Europa, para lo cual se apoya en los bancos centrales de cada país. En este proceso de verificación no entra la entidad catalana, porqué formalmente no es un banco, pero entrará en el momento en que pida la ficha bancaria.

El ICF está esperando al mejor momento para pedirla. «En este proceso a nivel europeo, tenemos que ver cómo se van incorporando nuevas entidades. Se trata de hablar con los reguladores y ver cómo nos homologamos», apuntan desde la entidad, que evitan hablar de un plazo. Tampoco creen que el Banco de España, que actúa como una especie de delegado del BCE, ponga inconvenientes.

¿En qué afectaría la bancarización?

El ICF es una especie de Instituto de Crédito Oficial (ICO). Se dedica a dar créditos a empresas para el desarrollo de su actividad o para su internacionalización, a avalar y también participa en empresas, como un fondo de capital riesgo. Tener ficha bancaria no cambiaría sus actuaciones, aseguran, pero le daría más autonomía y más músculo, porqué tendría acceso a financiación en mejores condiciones.

La transformación en un banco corriente no está en la agenda –necesitaría de mucha más estructura– pero se ha especulado sobre si, llegado un hipotético caso de independencia, podría aliviar al Govern en sus urgencias de tesorería, ya que no tendría acceso al FLA.

Xavier Alegret

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp