El jamón de Jabugo prueba que la economía va sola

España avanza con el piloto automático en lo que a inversiones y actividad empresarial se refiere. Hay sectores que viven su auténtica edad de oro en la interinidad política

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En el número 1 de la plaza del Jamón del pequeño pueblo de Jabugo, en la serranía de Huelva, su ayuntamiento trabaja ajeno a la parálisis política que sufre España desde hace seis meses y dice vivir una edad dorada de inversiones en su producto estrella: el cerdo ibérico.

Atraído por el potencial de exportación del jamón de alta calidad, la empresa cárnica familiar El Pozo ha anunciado una inversión de 70 millones de euros para construir una nueva planta de procesado en la zona a tres semanas de unas nuevas elecciones.

Y no se trata de un caso excepcional ya que las inversiones empresariales han seguido aumentando desde las inconclusas elecciones del pasado diciembre, desafiando a quienes predecían que la falta de gobierno pondría en riesgo la recuperación del país.

Incluso en vísperas de una nueva elección para la que los sondeos no proyectan tampoco un resultado concluyente, empresas nacionales y extranjeras parecen seguir interesadas en invertir en un país con salarios relativamente bajos.

Inversiones previstas

Los fabricantes franceses de vehículos Renault y Peugeot confirmaron por separado que realizarán inversiones combinadas de 1.300 millones de euros en sus plantas en España en los próximos cuatro años y que producirán nuevos modelos en el país.

El dinamismo del gasto privado y de las empresas ha permitido que la economía nacional creciera de nuevo un 0,8% entre enero y marzo, una de las tasas más altas en el conjunto de la eurozona.

En el caso de E Pozo, sus responsable creen que la creciente demanda de jamón español de alta gama desde China supone una oportunidad que no puede dejar pasar en un momento en el que las exportaciones cárnicas en el país están creciendo, con un repunte del 16% en 2015 hasta dos millones de toneladas.

Jabugo, economía de éxito

«Vemos potencial exportador, queremos inundar el mundo de ibérico», explica Rafael Fuertes, uno de los directivos de la firma. Fuertes da cuenta de que sólo un 5% de la producción de cerdo ibérico del país se vende actualmente fuera de España, frente al 35% de media de exportación de carnes y elaborados.

La ambición de la compañía, que vende productos cárnicos a más de 80 países, es acabar produciendo en Jabugo 2,5 millones de piezas de embutido ibérico al año y dar el impulso exportador que aún le falta a una de las joyas de la gastronomía española.

En la inversión industrial más importante para esta localidad de 2.400 habitantes en décadas, El Pozo se suma a las más de 20 empresas dedicadas al ibérico instaladas ya en Jabugo, donde se sacrifican unos 250.000 cerdos al año y se realiza un proceso artesanal de curación único en bodegas ventiladas para el que es clave el clima específico del pueblo.

Red de seguridad

Para El Pozo y otras empresas, el apoyo de las autoridades locales a inversiones en casos clave para los empleos y el bienestar de sus ciudadanos supone una red de seguridad independientemente de que el poder en el gobierno central siga en disputa entre candidatos de izquierdas y derechas.

Las 17 comunidades autónomas, cuyas finanzas han sido objeto de preocupación internacional en el momento de la crisis del euro en 2012, pueden argumentar ahora que son una fuente de estabilidad institucional.

En sus propios parlamentos negocian sus presupuestos y planes de subvenciones y hasta los pequeños municipios pueden ayudar a la generación de proyectos empresariales. La planta de El Pozo promete crear 70 puestos de trabajo permanentes en una población más prospera que la media nacional.

Como protegido por el microclima que rodea la comarca –es el tercer punto con más índice de lluvias de España y temperaturas no muy extremas pese a ubicarse en la soleada Andalucía– Jabugo lleva cinco años con superávit y tiene un nivel de paro del 10%, un sueño si se compara con el casi 30% de la región y al 21% del país.

«Nadie está pendiente de Madrid»

«Aquí nadie está pendiente de que no haya Gobierno. No se puede obviar que para cualquier inversión se necesita seguridad institucional, pero en este caso eso lo aporta el ayuntamiento», explica el alcalde de Jabugo, el socialista José Luis Ramos, que, a sus 45 años, lleva 15 como primer edil del municipio.

Pero, pese al impulso que todavía muestra la economía nacional, los expertos coinciden que será difícil continuar con el piloto automático por tiempo indefinido e incluso algunos ven ya síntomas de que el ímpetu empieza a flojear.

Si las elecciones del 26J no logran romper el estancamiento político, el impacto sobre las empresas y los mercados podría ser mucho más visible en un momento en el que algunos de los vientos de cola transitorios que apoyan el crecimiento empiezan a remitir, como reconoce el Banco de España en su último informe anual.

Sin más viento de cola

«Los precios del petróleo podrían empezar a cotizar en sentido contrario», explica Gizem Kara, economista de BNP Paribas. «Las exportaciones tampoco lo están haciendo tan bien debido a la desaceleración en los mercados emergentes, agravada por el impacto de un euro más fuerte y esto probablemente pesará sobre las decisiones de inversión».

El gasto en bienes de equipo y maquinaria se desaceleró ligeramente en los tres primeros meses del año, con un crecimiento del 1,3% frente al 1,9% anterior, aunque el sector construcción se ha contraído en parte por la falta de obra pública.

Algunas de las encuestas de mayo apuntan a un menor aumento en los pedidos de las fábricas españolas mientras que los últimos datos de confianza consumidora y empresarial muestran lecturas mixtas,l en un momento en el que crece la incertidumbre sobre la dirección que se aplicará a la política económica con un nuevo gobierno.

El futuro de la reforma laboral

Tanto el Partido Socialista (PSOE) como Podemos (segunda y tercera fuerza más votadas en diciembre después del Partido Popular) abogan por derogar una reforma laboral, que el Banco de España recomienda incluso endurecer.

Sin embargo, algunos de estos cambios podrían no ser decisivos si la demanda interna mantiene la fortaleza actual o las empresas tienen éxito en encontrar nuevas vías de exportación.

«Nosotros tenemos visión a largo plazo, no somos inversores de capital riesgo», explica Fuertes desde la plácida Serranía de Huelva, que parece ajena a la mayor batalla política que se libra en el país desde la democracia.

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