El Meeting Point arranca contra los elementos y con la única esperanza rusa

El salón BMP arranca con malos augurios. Las cifras oficiales y los analistas han dibujado en la última semana el peor escenario posible para el negocio inmobiliario

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Los precios de la vivienda caen el 5,5% interanual en el tercer trimestre, el saldo total hipotecario sufre el mayor desplome de la historia, el número de visados para construir casas puede caer según el BBVA hasta el nivel más bajo desde que empezó la crisis, AFI sostiene que la banca tardará 45 años en liberarse de su stock de suelo, idealista.com estima que el precio de la vivienda no ha tocado fondo y que no resulta imposible predecir dónde está su suelo y el mayor banco español negocia la venta de parte de sus activos inmobiliarios con fuertes descuentos…

Este el escenario dantesco que dibujan las cifras oficiales, las previsiones de los expertos y las actuaciones de los dueños del ladrillo sólo en la última semana. “Lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible”. Un enunciado perfecto para explicar porque el Barcelona Meeting Point (BMP) que se extenderá hasta el próximo 23 de octubre lo tiene muy difícil para hacer valer su papel de dinamizador del sector inmobiliario español.

El BMP llega a su decimoquinta edición contra los elementos. Ha anunciado que tendrá 265 expositores, un 30% más que en 2010, que ocuparán todo el palacio 8 de la Fira de Barcelona en Montjuïc. Muy poca cosa en comparación con aquellos años no tan lejanos de 2005, 2006, 2007 e incluso 2008, cuando la crisis ya había llegado al mercado inmobiliario español con cierta intensidad. Aquellos cuatro años el BMP llegó a llenar cuatro y hasta cinco palacios del recinto ferial barcelonés.

El año de los rusos

Pero los tiempos han cambiado. Entonces se vendía sobre plano y ahora, sencillamente, no se vende. El resultado es que decae la gran cita inmobiliaria del año en Catalunya y la más importante de España junto a la que se celebra en Madrid: en 2009 y 2010 sólo llenó dos palacios. En este ambiente deprimente, el salón que preside Enrique Lacalle tendrá a Rusia como país invitado. La elección no es casual. Los rusos son los mayores compradores extranjeros de vivienda en España junto con los británicos.

También habrá novedades en el formato en el que se presentan los productos. Por ejemplo, una treintena de estudios de arquitectura catalanes mostrarán sus proyectos a los profesionales inmobiliarios y mantendrán reuniones con las delegaciones rusas. También se crea el District Point, un nuevo espacio para que las inmobiliarias presenten su oferta en el área metropolitana de Barcelona dividida por ciudades, distritos y barrios.

Si la imaginación y Rusia y sus emergentes euros representan la esperanza, la dura realidad dice que cuatro años después del comienzo de la crisis el negocio inmobiliario se enfrenta al que quizá es su momento más dramático. Fomento ha informado en las últimas horas de que el precio de la vivienda cayó el 5,5% en el tercer trimestre con respecto al mismo periodo del año anterior. Desde los máximos del primer trimestre de 2008 el descenso es ya del 17,7%. Insuficiente, según los expertos. El portal inmobiliario idealista.com sostiene que “el precio de la vivienda no ha tocado fondo y además resulta imposible predecir dónde está su suelo. Lo que sí parece claro es que cuando lo alcance no vamos a ver un rebote al alza de los precios, sino que se mantendrán en ese nivel durante mucho tiempo”.

Tormenta perfecta

Decisiones como la de Banco Santander de vender un gran paquete de activos inmobiliarios están poniendo de manifiesto que los precios tienen que bajar más. A la entidad que preside Emilio Botín le están exigiendo fuertes descuentos, superiores al 50%. Si se cierran operaciones en estos términos, la presión a la baja sobre los actuales precios del suelo y de las viviendas sería tremenda.

Máxime si se tiene en cuenta que el stock sigue subiendo. Ahí están las cifras de Banesto en el tercer trimestre, las primeras de un banco en ese periodo. Se ha adjudicado inmuebles por valor de otros 820 millones de euros en lo que va de año. Las entidades bancarias que rendirán cuentas en los próximos días seguirán casi con toda probabilidad esta misma tendencia, que es sencillamente insostenible. Analistas Financieros Internacionales (AFI) ha asegurado esta misma semana que al ritmo actual de flujo de compraventas, la banca necesitaría 45 años para vender su cartera de suelo y cinco para deshacerse de la de viviendas.

Sin hipotecas

El círculo vicioso se cierra por el lado de la demanda. Y aquí los números son indiscutibles. Con las últimas cifras oficiales en la mano, el saldo total hipotecario cayó el 5,2% en agosto. En términos interanuales es la mayor caída de la historia y significa que las nuevas hipotecas que se firma no cubren ni de lejos las que van amortizando. Un frenazo en seco de la actividad que BBVA confirma desde el lado de los permisos de construcción. Según el servicio de estudios del banco, este año se concederá el menor número de visados para construir viviendas nuevas desde que estalló la crisis en 2008.

En estas condiciones, el BMP se enfrenta al más difícil todavía. Hay más oferta que nunca, menos demanda que nunca y un panorama económico que no puede ser más incierto.

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