Las siete razones por las que el banco rechazaría un crédito

No ser cliente, carecer de un trabajo estable, o tener un historial de deudas son algunas de las siete causas principales por las que un banco denegaría otorgar un crédito

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Es cierto que el crédito bancario se ha vuelto a reactivar. De hecho, durante el pasado mes de noviembre el importe de los créditos al consumo aumentó un 22 % con respecto al 2014. Pero las condiciones de acceso no son iguales para todos los interesados, y muchos solicitantes ven que a la larga la entidad deniega su solicitud.

Según el comparador de préstamos HelpMyCash.com, entre las razones para denegar una solicitud de crédito se encuentran aspectos como el historial crediticio, la capacidad de generar ingresos y los ahorros disponibles.

Estas son las siete razones que pueden influir negativamente en la decisión del banco.

1.  Falta de relación con la entidad

Si no hay una relación previa con la entidad, será más difícil que abran las puertas del crédito. Por lo general, los bancos están más predispuestos a prestar a aquellos clientes con los ya tienen una relación anterior (es más, en algunas entidades es requisito indispensable) que a un cliente al que no conocen de nada. Así que si se necesita liquidez, lo mejor es preguntar primero a la entidad habitual. Si uno es buen cliente y el banco nos quiere retener, quizá ofrezcan alguna oferta interesante.

2.  Demasiado joven o demasiado mayor

La edad del solicitante influye en la solicitud. Ser demasiado joven o superar cierta edad puede ser sinónimo de rechazo a la hora de solicitar financiación. Por lo general, los bancos suelen tener reparos en prestar a los más jóvenes, ya que el riesgo es mayor debido a su posible falta de experiencia y la inestabilidad del mercado laboral.

Por otra parte, los mayores de 60 años también lo tienen más difícil, ya que la cercanía de la jubilación, en la que los ingresos se reducen, y un posible aumento de los problemas de salud suelen echar para atrás a las entidades de crédito.

3.    Inestabilidad laboral

Si no se tiene una situación laboral estable, que demuestre que se cuenta con los ingresos adecuados para hacer frente al crédito, difícilmente se puede obtener un préstamo del banco. Presentar un contrato indefinido, con una relación laboral de más de un año en la misma empresa y unos ingresos acordes al préstamo serán valorados positivamente por el banco.

Por el contrario, una situación laboral inestable y unos ingresos esporádicos o demasiado bajos en relación a la cuota del préstamo es probable que ahuyenten a la entidad.

 4.    Sin ahorros a la vista

Los bancos valoran la capacidad de ahorro de los prestatarios. Además de ser sinónimo de una buena planificación financiera y de que los gastos no superan los ingresos, tener ahorros permiten disponer de un respaldo para que, en caso de que la situación cambie, se pueda hacer frente a las letras del préstamo.

5.    Nivel de endeudamiento elevado

Los expertos recomiendan no dedicar más del 35 % de los ingresos a pagar deudas. Esto significa que si se ganan 1.000 euros mensuales, no se deberían destinar más de 350 euros a abonar las cuotas del préstamo. Y menos aún si ya hay otras deudas vigentes. Tener un estado de sobreendeudamiento influenciará negativamente en la solicitud. Los bancos pueden consultar la base de datos del CIRBE para saber qué préstamos hay vigentes y valorar así el nivel de endeudamiento.

6.    Historial de impagos

Los bancos no quieren en su base de clientes a los malos pagadores. Antes de aprobar cualquier solicitud, el banco revisará si uno se encuentra está en Asnef, el registro de morosos más conocido de España.

Si se aparece en esta lista negra, ya uno se puede olvidar del crédito. ¿Y si la razón es una deuda de 50 euros, con una compañía que no tiene nada que ver con el sector bancario? Lo más probable es que la respuesta siga siendo «no». En cualquier caso, son muchas las financieras privadas que conceden préstamos con Asnef para clientes con impagos a sus espaldas.

7.    Ausencia de garantías

La falta de avales o garantías pueden dificultar el acceso al crédito; no obstante, no es una razón determinante para tener un rechazo. De hecho, los préstamos personales se diferencian de los hipotecarios porque no hay un bien concreto sobre el cual el banco pueda ejercer su derecho en caso de impago, sino que el titular responde con sus bienes presentes y futuros, sin establecer nada en concreto.

 

 

 

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