Los liquidadores de Eurobank, imputados
Se les acusa de malvender sus activos y el caso también señala al ex presidente de la entidad
El culebrón de Eurobank del Mediterráneo prosigue. El juez que instruye la causa principal ha abierto una pieza separada para investigar la liquidación de los activos del banco, que se realizó tras su colapso en 2003 para pagar las deudas contraídas.
Por ahora, el magistrado titular del juzgado de instrucción número 5 de Madrid ha imputado a sus liquidadores, Francisco Javier Barceló Obregón y a Rosa Maria Cornet Cisquella, al considerar que existen indicios de que malvendieron los bienes.
El juez también imputa al ex presidente del banco, Eduardo Pascual Arxé, a María Vaqué Molas y Encarnación Riera (ambas directivas en las mutuas con las que se descapitalizó Eurobank), así como a Maria del Carmen Rodríguez Robledo y Silvia Canadell.
Delitos
En el auto, al que ha tenido acceso Economía Digital, el juez indica que existen indicios de que se hayan cometido posible delitos de estafa y apropiación indebida continuados, recaptación y conductas afines –entre ellas blanqueo– y “desobediencia continuada e infracciones conexas en ocasión de las operaciones relacionadas con la liquidación de Eurobank”.
En el escrito de la acusación particular, representada por el abogado Ricardo Gómez, se indica que Barceló Obregón (director general) y que Cornet Cisquella (presidenta de la entidad) actuaron de acuerdo con Pascual Arxé para organizar concursos amañados para luego desviar los fondos.
En este sentido, el texto indica la desaparición del patrimonio del banco: en el año 2003, los activos de la entidad estaban valorado en 26,7 millones de euros. En 2010, éstos a duras penas llegaban a 4,5 millones. Los fondos que han desaparecido no se han ingresado en las arcas de la compañía.
Causa principal
Esta pieza se desprende de la instrucción que gira en torno a Pascual Arxé, y otros directivos, que utilizaron varias mutuas de su propiedad para descapitalizar el banco. Los fondos sustraídos de Eurobank mediante créditos imposibles de devolver, fueron luego transferidos de las propias mutuas a otras empresas de su propiedad. Las provisiones de las operaciones también corrieron la misma suerte.
