Rato se escuda en el Banco de España para justificar las cuentas maquilladas de Bankia

El ex presidente de Caja Madrid asegura que el regulador siempre controló el proceso de salida a bolsa de la entidad nacionalizada

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El ex presidente de Caja Madrid, Rodrigo Rato, lanza balones fuera y se escuda en el Banco de España al día siguiente de conocerse el informe en el que se denuncian  las cuentas maquilladas de la entidad previas a su salida a bolsa.

Rato ha asegurado que el estreno bursátil se hizo bajo control. «Desde luego, aquí no ha habido ningún engaño y las circunstancias lo hacían imposible. Estábamos cada semana con el regulador en una operación primero de fusión –de las siete cajas que dieron lugar a Bankia– y luego de salida a bolsa».

Los peritos, al juzgado

Así se ha manifestado Rato en declaraciones a Onda Cero, tras conocerse el informe que los peritos han remitido al juez Fernando Andreu. En él se cuestiona la validez de las cuentas de la entidad de 2011 y el proceso de salida a bolsa.

Además, ha explicado que primero comparecerán los peritos en el juzgado «para que podamos preguntarles por el informe y explicarlo en detalle y no sé si después se procederá a otras pruebas que las partes pidan. Son más testificales o peritajes; es un tema que tiene componentes técnicos muy intensos», ha añadido.


Defiende su cargo en Lazard

En relación al pago de 6,2 millones del banco de inversión Lazard a Rato, cuando ya era presidente de Bankia –retribución que investiga el juez Andreu–, el también ex director gerente del FMI ha aclarado que Lazard era la entidad que hacía de enlace entre Bankia y los bancos colocadores de la oferta pública de suscripción (OPS).

«No es incompatible legalmente ni desde ningún otro punto de vista presidir Bankia y haber trabajado para Lazard (como asesor)». «Yo no tengo nada que ocultar», ha sentenciado.

También ha insistido en que las tarjetas opacas ya existían antes, incluso, de que él llegara a la entidad y que formaban parte del «circuito normal», contratadas con Visa y «absolutamente normales».

Además, estaban sometidas a un control que, a su juicio, impedía que su uso fuera en negro pese a atender gastos que nada tenían que ver con su cargo directivo.

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