La entidad bancaria que preside Josep Oliu y en cuyo capital figuran algunos de los prohombres del mundo empresarial barcelonés sigue deshojando la margarita para saber cuál será su futuro inmediato en un marco de dificultades del sector.
Accionistas y cúpula directiva del banco tienen asumido que la dimensión actual es insuficiente para afrontar los retos de futuro que les esperan. A saber: necesidad de mantener unos niveles de solvencia y de liquidez suficientes; capacidad de operar en los mercados institucionales con un volumen que permita optimizar costes; y, en última instancia, disponer de una implantación territorial lo más diversificada y especializada posible.
Entre las diferentes posibilidades que se le ofrecen al Sabadell destacan las redes que algunas cajas de ahorros se verán obligadas a comercializar. Otra, la que más seduce al banco catalán, es la posibilidad de alcanzar un acuerdo estable con el Banco Pastor. La entidad gallega, de un tamaño considerable pero aquejada por los requerimientos de capital impuestos por el Banco de España, siempre se había mostrado dispuesta a trazar un camino en solitario.
Ahora, acuciado por la necesidad de restablecer su posición, el Pastor también está más dispuesto a conversar con el Sabadell, con quien había mantenido algún que otro contacto, pero con quien no había sido capaz de concretar ningún tipo de alianza. Al Sabadell, que se siente seguro de su capacidad de gestión, le hace tilín el banco gallego y no es despreciable la posibilidad de que, en breve, hayan noticias sobre un eventual matrimonio.
