Semon tira la toalla: presenta el concurso de acreedores

El grupo de restauración de lujo de Barcelona lleva los libros a los juzgados con una deuda de 3,3 millones

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

Las cadenas de restauración de lujo hacen aguas en Barcelona. Semon ha reconocido su insolvencia al ser incapaz de hacer frente a una deuda de 3,3 millones de euros. El Juzgado de lo Mercantil 6 de Barcelona, encabezado por Francisco Javier Fernández Álvarez, ha declarado a Instituto de Estrategia como administrador concursal de las sociedades que han quebrado: el establecimiento gourmet de la calle Ganduixer, el restaurante Semon 9 (que está al lado de la tienda), Selecta y el negocio de catering, con cocinas en Mercabarna.

Ese último es donde se concentran la mayor parte de los problemas y ya fue objeto de una reestructuración de plantilla para intentar atajar los gastos de personal. Pero no ha sido suficiente y se suma al fracaso de otra de las firmas con más prestigio entre la alta sociedad de la capital catalana, Vilaplana, quien bajó la persiana a finales de 2011.

La principal diferencia entre ambos grupos es que, de entrada, la fundadora y aún gerente de Semon, María Vidal, pretende continuar con el negocio. La intención de la empresaria es buscar a algún socio que se comprometa tanto a inyectar fondos a la firma como a mantener los empleos y la imagen que tiene la firma. Semon aún quiere ser el paradigma de la comida de alto nivel en la ciudad.

Discrepancias familiares

La pugna familiar es el telón de fondo de la quiebra de la compañía. Vidal cedió hace años las riendas de Semon a su hija, Montserrat Tarrés, quien aplicó una política expansiva del negocio con la apertura de un restaurante japonés; un segundo espacio gourmet en otra zona noble de Barcelona, plaza Bonanova; se fue a Madrid y Marbella y planteó llevar el establecimiento a otras ciudades de alto nivel que están en la zona metropolitana de la capital catalana, Sitges y Sant Cugat del Vallès. Pero poco a poco los opíparos beneficios fueron menguando y el rojo se instaló en la cuenta de resultados. Todas estas filiales han bajado la persiana.

La gota que colmó el vaso, según La Vanguardia, fue que Tarrés apartó a los gestores que había puesto su madre al frente de la compañía. Hace un año, Vidal decidió que su hija saliera del negocio.

Benfumat

La familia fundadora deja claro que la insolvencia no afecta al otro negocio que regentan, el grupo Benfumat. La firma centrada en el salmón ahumado y otras conservas de alto nivel aún reporta beneficios al clan Vidal.

Economía Digital

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp