Autogolpe en el Parlament para forzar la desconexión

Junts pel Sí y la CUP aprietan el acelerador para aprobar la ley de 'transitoriedad nacional', mientras la ANC pide ya una declaración de independencia

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Un autogolpe. El Parlament contra el Parlament. Es lo que intenta Junts pel Sí y la CUP para forzar la desconexión. Los dos grupos pusieron en marcha la ponencia conjunta para reformar el reglamento del Parlament, que permitirá la aprobación de la ley de transitoriedad nacional. Pero lo harán sin el concurso de la oposición, que no tendrá representación en esa ponencia conjunta, al entender que no pueden secundar ese intento de golpe contra la propia cámara parlamentaria y el Estatut.

“Da miedo como quieren los independentistas llevar este país”, aseguró el diputado del PSC, David Pérez, al rechazar formar parte de esa ponencia conjunta, que sólo tendrá tres diputados: Roger Torrent y Jordi Turull, de Junts pel Sí, y la diputada de la CUP, Anna Gabriel. Los dos grupos representan la mayoría absoluta de la cámara, con 72 diputados, y la reforma de un reglamento de una cámara parlamentaria, con el objetivo de agilizar las tramitaciones, por lectura única, de algunas leyes, no sería motivo de una mayor polémica. El problema, como apuntan los diputados de la oposición, es que se pretende que sirva para aprobar, cuando convenga y a toda velocidad, una ley de transitoriedad nacional que cobije la convocatoria de un referéndum.

El lenguaje de los dirigentes soberanistas choca con las prácticas en el Parlament. Si Oriol Junqueras aseguraba este miércoles que se desea “hacer las cosas bien”, para que internacionalmente no sean cuestionadas, se pone en marcha, en cambio, una reforma del reglamento que deja de lado a la oposición.

Turull llegó a preguntar a la Mesa del Parlament si había algún tipo de sanción a los diputados por dejadez de sus funciones, por no participar en la ponencia, provocando una enorme tensión

La constitución de la ponencia se vivió con gran tensión. La propició las palabras de Jordi Turull, un alfil de Artur Mas, que se ha radicalizado en los últimos meses. Turull llegó a preguntar a la Mesa del Parlament si había algún tipo de sanción a los diputados por dejadez de sus funciones, por no participar en la ponencia. El cabreo monumental de Joan Coscubiela, de Catalunya Sí que es pot; de David Pérez, del PSC, y de Santi Rodríguez, del PP, que afearon a Turull la amenaza, llevó a éste a matizar sus palabras, y a asegurar que sólo realizaba “una pregunta retórica sobre las funciones reglamentarias de los diputados”.

Lo que sucedió este jueves en el Parlament muestra la voluntad de las fuerzas políticas independentistas de apretar el acelerador, pase lo que pase, con la intención de convocar, como sea, el referéndum de autodeterminación, al margen de lo que pueda defender la oposición. Ello llevó a David Pérez, secretario primero de la Mesa del Parlament, a afirmar que “debe ser la única ponencia del mundo de reforma de un reglamento de una cámara con sólo tres diputados de dos grupos”.

Las fuentes jurídicas consultadas consideran que el trámite entra dentro de las competencias de la propia cámara, y que la reforma de un reglamento no debería comportar mayores problemas. Pero esa reforma se realiza para poder legislar, a toda velocidad, y sin el concurso de la oposición, una ley que permita ‘legitimar’ el proceso soberanista, y declarar, incluso, la independencia atendiendo a la “ley catalana”.

El impulso legislativo camina en paralelo a las propuestas que está realizando la ANC, que tiene ganas de agitar la situación, después de unos meses de cierta calma externa, pero de intenso trabajo interno

Los grupos del PP y Ciudadanos estudian presentar un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional, pero no tienen claro que puedan tener éxito, porque se trata, estrictamente, de una reforma de un reglamento.

La presidenta del Parlament, Carme Forcadell, que está a la espera de la decisión de la justicia ante una posible inhabilitación, defendió la actuación de la Mesa y la creación de una ponencia conjunta de sólo dos grupos parlamentarios. “No permitiré que se cuestione el trabajo de la mesa, se están haciendo las cosas bien”, clamó.

El impulso legislativo camina en paralelo a las propuestas que está realizando la ANC, que tiene ganas de agitar la situación, después de unos meses de cierta calma externa, pero de intenso trabajo interno. En su último documento, la entidad que preside Jordi Sànchez, con la hoja de ruta entre 2016 y 2017, refleja una descripción de la realidad particular. “Debemos denunciar de forma pública y constante la práctica opresiva del Estado español, y presentarlo ante los gobiernos y los tribunales europeos e internacionales exigiendo que prevalezcan los derechos democráticos”, se plasma en el texto.

La idea de la ANC es que el proceso se adelante. Que se “proclame la independencia”, si el referéndum es imposible, y que, “inmediatamente después se aprueben las leyes de transitoriedad jurídica y las otras herramientas de estado que impulsarán el ordenamiento catalán y, entonces, que se convoquen elecciones constituyentes, para entrar en la etapa de la constitución de la soberanía”.

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