DSK se declara “no culpable” e irá a juicio

La próxima vista está prevista para el 18 de junio. La defensa mantiene que no hubo coacción ni violencia

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Dominique Strauss-Kahn compareció este lunes ante el juez Michael Obus de Nueva York para declararse “no culpable” de los siete cargos que se le imputan, el principal de ellos, el intento de violación sobre una empleada de un hotel neoyorkino. Eso significa que, salvo un acuerdo extrajudicial entre ambas partes, el ex patrón del Fondo Monetario Internacional (FMI) se enfrentará a un proceso y se expone a una condena en prisión.

Poco después de las nueve de la mañana en Nueva York (las 15 h en España), DSK –como se le conoce en Francia- llegaba ante la sede del Tribunal Penal neoyorkino. Los principales canales de televisión y emisoras de radio francesas han interrumpido sus emisiones para conectar en directo con Estados Unidos y las ediciones digitales de los diarios han seguido minuto a minuto la comparecencia a través de twitter.

Con traje negro, camisa azul celeste y corbata azul marino, DSK ha llegado de la mano de su esposa, Anne Sinclair, y ha entrado por la puerta principal del juzgado, un gesto que los medios han interpretado como una señal fuerte del ex jefe del FMI de que no tiene nada que esconder. Allí le esperaba un grupo de mujeres, empleadas de limpieza como la presunta víctima, para abuchear a DSK y gritarle ¡Shame on you! (¡Vergüenza!).

En una rápida audiencia, el juez Obus ha leído a Strauss-Kahn los siete cargos que se le imputan, los más graves los de intento de violación, agresión sexual y secuestro. Toda la prensa francesa daba por hecho que DSK se declararía “no culpable” y así ocurrió. El juez ha fijado la fecha de la próxima audiencia para el 18 de julio y se prevé que el proceso en sí, con jurado, pueda comenzar en septiembre u octubre.

¿Y a partir de ahora qué? Esa es la pregunta que han tratado de responder todos los medios franceses. Todos coincidían en que Strauss-Kahn no le quedaba otra opción que declararse “no culpable”, puesto que de lo contrario el caso hubiese quedado resuelto y a sus abogados no les hubiese quedado otro remedio que negociar una condena de prisión y una alta indemnización hacia la víctima. Y para un político como él, el reconocimiento de su culpabilidad en actos criminales le hubiese supuesto el final si no lo está ya, de su carrera.

Irá a juicio

Pero con su declaración de no culpabilidad, DSK ha abierto la puerta a un proceso judicial, de solución incierta, aunque ello no quiere decir que ambas partes no se pongan de acuerdo para negociar un acuerdo extrajudicial.

¿Cuál será la línea de defensa que adopten ahora sus abogados? Por un lado, nadie duda de que los poderosos abogados contratados por DSK (especialmente Benjamin Brafman que ha hecho fortuna y fama defendiendo a algunos de los principales mafiosos neoyorkinos) van a investigar hasta el último rincón de la vida de la presunta víctima, Nafissatou Diallo (una emigrante africana y madre soltera) para intentar desacreditar su testimonio. También van a buscar cualquier resquicio legal para declarar nulas las pruebas que la policía tiene contra su cliente, en especial, muestras de ADN en la ropa de la mujer.

Cualquier cosa que pueda llevar a la duda a algún miembro del jurado, ya que los medios franceses han destacado que la declaración de culpabilidad del jurado en un eventual juicio deberá ser unánime. Sólo con que uno de los 12 miembros del jurado tenga dudas respecto a la veracidad del relato de la víctima, DSK será absuelto.

La tercera vía será la de intentar demostrar que hubo relaciones en el hotel Sofitel de Nueva York, pero consentidas. Una línea que sorprende, puesto que los abogados trataron en un primer momento de demostrar que el ex jefe del FMI no estaba en el Sofitel a la hora en la que la empleada fue agredida y posteriormente negaron que hubiese habido cualquier tipo de relación sexual.

Uno de los abogados de la víctima, Kenneth Thompson, ha declarado tras la audiencia que la hipótesis de la relación consentida es “ridícula” y ha presentado a su defendida como la “representante de todas las mujeres y niños del mundo que son violadas y que tienen miedo a denunciar”.

Un fiscal aspirante a alcalde

La prensa francesa ha querido destacar también el papel que jugará en el proceso el fiscal del Estado de Nueva York, Cyrus Vance Jr. A diferencia de Europa, los fiscales en Estados Unidos son cargos elegidos por los ciudadanos. Vance Jr., que fue elegido en 2009 haciendo de la “delincuencia de cuello blanco” su principal baza, tiene en este caso el proceso de su vida, el que le aseguraría la reelección en 2013 y quién sabe si, como apuntan algunos medios, una condena a uno de los hombres más poderosos del planeta le podría abrir la puerta a una carrera política y a una futura candidatura a la alcaldía de Nueva York.

En este caso, también es importante el juicio mediático y, en esto, la prensa francesa coincide en que DSK no sale bien parado. En la audiencia de hoy, por ejemplo, el abogado de la defensa era negro y el fiscal estuvo representado por una de sus adjuntas, una mujer. Los dos abogados de Strauss-Kahn, sin embargo, son blancos y conocidos por tener clientes ricos y poderosos. El debate social y racial puede decantar el proceso en uno u otro sentido.

A la espera del inicio del proceso, Strauss-Kahn ha regresado, además, a la lujosa casa que ha alquilado en una de las zonas más elitistas de Nueva York, en la que se encuentra bajo arresto domiciliario desde que abandonara la prisión el pasado 20 de mayo, una semana después de su detención. Con un alquiler de 50.000 dólares mensuales, unas medidas de seguridad valoradas en 200.000 dólares mensuales y tras haber pagado una fianza de un millón de dólares (más un aval por valor de otros cinco millones), estas cifras chocan, a derecha e izquierda, en esta época de crisis.

Y sobre todo para alguien que pretendía presentarse como candidato socialista en las elecciones presidenciales de 2012 en Francia. Aunque los gastos vayan a cargo de su mujer, una ex periodista que debe su fortuna (valorada en más de 30 millones de euros) a ser la nieta de Paul Rosenberg, el más famoso marchante de arte del París de principios del siglo XX, quien se codeó con los principales artistas de la época, entre ellos Picasso.

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