El caso Pujol lleva al límite el pacto entre CiU y ERC

La comisión de investigación en el Parlament condiciona ahora los acuerdos de futuro

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Hay una especie de conjura. “Esperemos que no se rompa nada”, es la frase que más repiten los dirigenes de Convergència y de Esquerra, los que están convencidos de que la colaboración debería seguir a medio plazo y que el “futuro del país” está ahora en sus manos.

Pero admiten que el peligro existe. Aunque también añaden que lo que ha ocurrido lo condiciona todo y que no se podría reaccionar de otra manera. Y lo que ha ocurrido es que el ex President Jordi Pujol ha puesto patas arriba toda la política catalana.

Esquerra ha impulsado una comisión de investigación, junto con ICV y la CUP. Los tres grupos tienen el apoyo, ya anticipado, del PP, de Ciutadans y del PSC. Y lo que se pretende es investigar los contratos público-privados de la Generalitat en los últimos años.

Regeneración democrática

Si, finalmente prospera, por la comisión parlamentaria pasarán todos los miembros de la familia Pujol; alcaldes, dirigentes empresariales o altos cargos de la administración. El desgaste para CiU puede ser devastador, a no ser, claro, que el President Artur Mas, cuando compruebe que no puede realizar la consulta del 9 de noviembre, convoque elecciones y todas las iniciativas parlamentarias decaigan y se queden en el olvido.

Pero el caso Pujol no se puede dejar ya de lado. Esquerra apreta el acelerador en el terreno nacional. Quiere una consulta sobre la independencia de Cataluña sí o sí. Pero los republicanos insisten en otra cuestión: desean ser los protagonistas de la regeneración democrática, de un comenzar de nuevo.

Por ello vinculan la independencia a un reinicio de Cataluña. Y no están dispuestos a dejar pasar la ocasión. En sus últimas manifestaciones públicas, Oriol Junqueras no ha mostrado un gran respeto por la figura de Jordi Pujol, a quien considera el último bastión de la transición política en España.

Demasiadas «prisas»

Miembros del Govern y de Esquerra Republicana han mantenido contactos en las últimas horas para tratar de bajar el pistón. La vicepresidenta del Govern, la democristiana Joana Ortega, criticó este miércoles las “prisas” de los distintos grupos, en particular de ERC, por impulsar la comisión de investigación antes de escuchar al ex President en su comparecencia prevista para después del 22 de septiembre.

Pujol desea ir, pero no quiere interferir antes de la declaración de su hijo Jordi Pujol Ferrusola, prevista, ante el juez Ruz, el 15 de septiembre.

Esperando la Diada

Tanto CiU como ERC esperan con ansiedad al 11 de septiembre. El propio Junqueras ha enviado una carta a la militancia de Esquerra en la que pide una gran movilización que haga imparable la petición de la consulta para el 9 de noviembre. Y el President Mas, que este jueves se reúne con el mundo empresarial en la Cambra de Comerç, desea comprobar el estado de ánimo de la sociedad catalana antes de firmar el decreto de la convocatoria.

Ortega, sin embargo, que se ha convertido en un alfil de Mas para preparar el terreno, e ir anunciando los diferentes pasos del guión soberanista, insistió en que el pacto de governabilidad entre CiU y ERC no se debe cuestionar.

También se pronunció el portavoz parlamentario de CiU, Jordi Turull, al señalar que el acuerdo “no decía nada de que tuviéramos que ir juntos en estos temas”. Pero, claro, Turull no podía prever, ni tampoco Junqueras, que Pujol se descolgaría a finales de julio admitiendo un fraude fiscal durante 34 años. Y dos socios, en todo caso, no pueden negociar cada día en qué se pueden poner de acuerdo, y en qué no.

Pujol, va a lo suyo

El caso Pujol, ahora, lo condiciona todo. La pretensión de Mas se antoja imposible. El President quería ir a unas elecciones anticipadas liderando una candidatura unitaria, junto a ERC y otros nombres de fuerzas soberanistas o catalanista. Pero Esquerra no quiere, en estos momentos, caminar con una fuerza política que se va deshaciendo de forma acelerada y con su fundador convertido en un apestado.

Máxime cuando el ex President no tiene ya ningún objetivo compartido con Convergència. Busca salvar los muebles de su familia, sólo eso. Que, en todo caso, es mucho.

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