El miedo al aumento de la deuda desata la guerra entre De Guindos y Montoro

El ministro de Hacienda deja a la intemperie a Catalunya, al retirar 1.700 millones de liquidez

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¿Se trata de una política deliberada para acabar políticamente con Catalunya a través de la asfixia financiera? A falta de un proyecto concreto que fuera en esa dirección, lo cierto es que en la práctica el Govern de Artur Mas está en una situación de extrema debilidad.

Y lo cierto, también, es que se están produciendo dos cosas al mismo tiempo. La lucha entre el ministro de Economía, Luis de Guindos, y el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha dejado al segundo noqueado, y, de paso, se consigue la respiración asistida de la Generalitat.

La liquidez prometida no llega

Montoro se comprometió con las autonomías a no dejar sin liquidez el Plan de Proveedores, con objeto de cumplir la ley de morosidad. Ese fondo se planteó, aprobado en junio de 2013, como un instrumento diferente al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA). El Gobierno catalán preparó las facturas pendientes, hasta mayo de 2013, para comenzar a pagar a 30 días.

Pero la Generalitat ha sido informada ahora de que se trata de vasos comunicantes, y que lo que ofrecía el Gobierno por un lado se descontaba del otro. ¿Consecuencias de ello? La Generalitat se ha encontrado con 1.700 millones menos, con los que contaba, para el día a día y el cierre del ejercicio de 2013.

¿Qué provoca el soberanismo?

El ministro de Hacienda aseguró este miércoles que no se podía entregar recursos por duplicado, pero ese nunca fue el espíritu de las dos medidas, del FLA y del Plan de Proveedores ni de los acuerdos escritos.

El problema es para todas las autonomías, aunque sólo se ha quejado la Generalitat, que debe resistir el rechazo que provoca por haber impulsado un proyecto político independentista.

¿Pero cuál es el efecto causal, la falta de cumplimiento de los acuerdos por parte del Estado, o el castigo del Gobierno central por defender un proyecto político soberanista?

Parte de todo ese resentimiento acumulado explica el memorial de agravios de Mas contra el Estado, que asciende a casi 9.400 millones por diferentes cuestiones, desde inversiones en infraestructuras hasta el montante por leyes que se aprueban en el Congreso, que afectan a las autonomías, y que, después, carecen de dotación presupuestaria.

De Guindos no quiere más colocaciones de deuda

La explicación, según fuentes conocedoras de las negociaciones, es que Montoro no ha podido defender sus propios compromisos con las autonomías, porque el ministro de Economía, Luis de Guindos, teme que España pase este mismo año del 100% de la deuda pública sobre el PIB.

La previsión es cerrar 2013 con el 94,2% y el 98,9% en 2014. Por ello, De Guindos aplica metódicamente su plan de colocación de deuda, iniciada en enero, sin pretender nuevas colocaciones adicionales. No quiere ninguna sorpresa ante los mercados, pese a la buena evolución de la prima de riesgo, por debajo ya de los 240 puntos.

Mismos recursos con el 0,7% que con el 1,58%

Y el hecho es que el Gobierno debería buscar en los mercados nuevos recursos para atender los cambios en los objetivos de déficit que ofreció a las autonomías. Es decir, y de ello se queja amargamente el conseller de Economia, Andreu Mas-Colell, la Generalitat está obteniendo recursos a través del FLA como si el objetivo de déficit fuera el inicial, del 0,7%. Pero es que ahora tiene el 1,58%, aprobado justo antes del verano en el Consejo de Política Fiscal y Financiera.

Pidió unos 9.000 millones inicialmente, y sólo ha recibido 7.000 millones, con los planes sin modificar, como si fuera con el 0,7% de déficit.

Lo que Montoro ha comunicado a Mas-Colell es que el Plan de Proveedores y el FLA estaban conectados y que la parte de los pagos de ese plan, casi todos los correspondientes a facturas y pagos del 2013, se iban a descontar de las entregas del FLA.

Nuevos retrasos del pago a proveedores

Eso supone para la Generalitat una disminución de 1.700 millones de euros en la liquidez que esperaba para 2013. Todo ello sin ofrecer más recursos, debido a la ampliación de los objetivos de déficit, que Bruselas concedió a España para que pudiera pasar del 4,5% al 6,5%. Y de este porcentaje, las autonomías pasaron del 0,7% a uno a la carta, que, en el caso de Catalunya, se fijó en el 1,58%.

Montoro no puede obtener más recursos. De Guindos se niega a nuevas operaciones en los mercados, y la consecuencia práctica es que la Generalitat comenzará, de nuevo, a retrasar todos sus pagos a los proveedores, rehaciendo una bola peligrosa de deudas.

¿Acabar con Catalunya?

La cuestión, sin embargo, es que con esa impotencia de Montoro, que no podrá implementar la ley de morosidad por parte de las autonomías, el Gobieno central consigue estrechar el cerco político contra la Generalitat.

El resto de autonomías, la Comunitat Valenciana, en especial, pueden pagar también el pato. Pero el objetivo parece ser, para el Gobierno, uno muy concreto: Catalunya.

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