El PSOE lucha ahora sí contra el fantasma del PASOK

Dirigentes socialistas buscan hasta el último voto para no quedar superados por Podemos y claman que no facilitarán la investidura de Mariano Rajoy

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El temor se ha apoderado del PSOE, aunque oficialmente se quiere mostrar un cierto optimismo. El fantasma del PASOK ha aparecido con toda su crudeza. La idea de quedar por detrás de Podemos, como los socialistas griegos quedaron arrasados por Syriza, de Alexis Tsipras, ya no es una quimera. Y los dirigentes socialistas se han lanzado para buscar hasta el último voto que impida esa opción, que les dejaría en la peor posición posible: apoyar al PP, o a Podemos, dos posibilidades que dejarían muy tocado al partido, con el peligro real de una ruptura.

Un dirigente del PSOE admite una realidad que cuesta admitir. Aunque la imagen de Pablo Iglesias es negativa, «por su arrogancia», y por su calculada operación para ser la única referencia de la izquierda, las bases socialistas «simpatizan» con la posibilidad de un acuerdo conjunto con Podemos.

En los mítines de Podemos asisten jóvenes, pero también ex votantes del PSOE de mediana y avanzada edad. Eso es muy complicado de gestionar para la dirección del PSOE, que sigue siendo el partido que ha gobernado durante más años en la democracia española, y es el autor de las grandes reformas sociales e institucionales.

Romper la polarización

Pedro Sánchez mantiene su lucha particular por aparecer como el líder capaz de arrebatar el poder a Mariano Rajoy. Tras el debate de este pasado lunes, Sánchez aseguró que logró «pinchar» la polarización que quieren establecer tanto Mariano Rajoy como Pablo Iglesias en la campaña electoral. «Espero que este debate haya servido para ver que el PSOE está dispuesto a anteponer los intereses generales frente a los partidistas, que está dispuesto a anteponer la lucha contra la desigualdad, la lucha contra la corrupción, y la creación de oportunidades», aseguró.

Pero esas afirmaciones no calman a la dirección, ni a las propias bases. Uno de los dirigentes más activos, más conscientes de lo que puede suponer Podemos, es el presidente de Asturias, Javier Fernández. «No pasarán», asegura Fernández en los mítines, en referencia a Unidos Podemos, la coalición entre Podemos e Izquieda Unida. Fernández es ahora uno de los grandes referentes del PSOE, el dirigente al que le consultan muchos cuadros del partido, porque, al margen de sus cualidades, gobierna en Asturias, un auténtico símbolo para los socialistas.

Sus muestras en público son claras. «Hay quien quiere reducir al PSOE a la mínima expresión electoral», asegura, en alusión a Podemos. Ante esa disyuntiva, sobre qué hacer en función de si el PSOE llega segundo o tercero a las elecciones, –siempre que los sondeos acierten, y el PP gane las elecciones— los diferentes barones territoriales van tomando posición.

El PSOE no apoyará al PP

Es relevante lo que ha apuntado el diputado José Andrés Torres Mora, un hombre muy estrechamente vinculado a Rodríguez Zapatero. Torres Mora, diputado por Málaga, insiste en que el PSOE no permitirá la investidura de Mariano Rajoy, pero tampoco la de un presidente del PP. No lo hará ni con un voto a favor ni con una abstención, porque se trata del gran adversario, y porque a lo largo de la democracia ni AP ni luego el PP facilitó en nada las cosas al PSOE.

Esas discusiones serán reales y tensas a partir de la noche del 26 de junio. La presidenta de Andalucía, Susana Díaz, será una voz principal, pero también será importante la posición de otros barones, como Ximo Puig, que, desde Valencia, querría explorar el acuerdo con Podemos.

El temor, sin embargo, es que se produzca una ruptura interna, y que el PSOE se convierta, efectivamente, en el PASOK español. Ahora sí, ese peligro es real.

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