Puigdemont va a la suya y a ERC solo le queda el pataleo

ERC y JpC mantienen la guerra fría por una investidura que los de Junqueras quieren ya y por la que Puigdemont no tiene ninguna prisa

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ERC sigue manteniendo la guerra fría y el pulso mediático con Junts per Catalunya (JpC) por la investidura. Los republicanos se aferran al discurso del pragmatismo e insisten en la necesidad de formar gobierno cuanto antes, pero Carles Puigdemont y los suyos hacen oídos sordos. Y parece que lo único que les queda a los de Oriol Junqueras mientras quede tiempo por delante es el derecho a la pataleta.

Sucede que andan los republicanos huérfanos de liderazgos, mientras que la coalición formada en torno al ex president se ha venido arriba desde que, descartada la entrega por el cargo de rebelión, su líder fue excarcelado en Alemania y volvió a tomar las riendas de la estrategia. El sábado, Oriol Junqueras, preso en Estremera, salió a la palestra mediante una carta pública en la que insistía en la necesidad y la urgencia de formar gobierno. Pero Puigdemont se reservaba el cierre del fin de semana con una entrevista en TV3.

Lunes de resaca

Lo de este lunes no ha pasado de resaca de esa reaparición en prime time de Puigdemont. El ex president decía que no quiere elecciones pero sí exprimir el tiempo que queda y apurar plazos hasta el 22 de mayo, fecha límite tras la cual, si no hay presidente, habrá comicios.

Pero nada en el discurso de Puigdemont convenció a ERC. que entiende que, cuatro meses después del 21D, y tras medio año de aplicación del artículo 155, ya ha habido tiempo suficiente. «No podemos esperar, necesitamos un govern de manera inmediata, no hace falta agotar los plazos», dijo la portavoz de los republicanos, Marta Vilalta.

El intento de convencer a JpC de que desbloquee ya la situación pasa por recordar que una primera investidura, ahora, no sería incompatible con seguir con la tramitación de la reforma de la ley de presidencia en la que los de Puigdemont tienen depositadas las esperanzas de acabar invistiendo a distancia al ex president, aunque sea tras un periodo de transición con otro nombre al frente del ejecutivo catalán. Pero ni ese planteamiento hace cambiar lo sustancial, que, por si alguien albergaba aún alguna duda, quedó cristalino en la entrevista en prime time. Y lo sustancial es que Puigdemont no tiene ninguna prisa.

El éxito de la manifestación del domingoindica que la temperatura entre las filas soberanistas es la adecuada para seguir con el plan

En el Pdecat se simpatiza con la postura de los de Junqueras, pero los neoconvergentes se resisten a airear sus recelos sobre Puigdemont, y mantienen disciplinadamente el cierre de filas público en torno al ex president, que este miércoles se reunirá en Berlín con el grupo parlamentario de JpC.

Será allí y entonces cuando se acabe de perfilar la estrategia a seguir de ahora al 22 de mayo. Un plan del que lo único que Puigdemont aclaró el domingo frente al director de TV3, Vicent Sanchis, es que implicará insistir en el relato de la represión del independentismo para desgastar la imagen internacional del gobierno español y la judicatura. El éxito de la manifestación del domingo en solidaridad con los políticos encarcelados indica que la temperatura entre las filas soberanistas es la adecuada para seguir cavando esa zanja.

Tener la fiesta en paz

Hasta entonces, los herederos de CiU acatan lo que se diga desde Alemania. Este lunes, la ejecutiva el Pdecat avaló la postura del ex president. La portavoz de la formación, María Senserrich, replicó a Junqueras, que el sábado advirtió, en referencia a la línea de actuación de los neoconvergentes, que «gesticular, jugar a corto plazo, el ruido vacío y fabular» son acciones «estériles» y que pueden resultar «contraproducentes», y negó que pueda calificarse de gesticulaciones ni a las investiduras fallidas ni a la insistencia en la vía Puigdemont

Senserrich se alineó con las tesis que el ex president planteó el domingo: insistió en que ellos tampoco quieren otras elecciones, en que siguen trabajando para evitarlo y en que no descartan ninguna fórmula para una investidura. Y siguió sin dar otro nombre que no sea el de Puigdemont.

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