Felip Puig llamó al Palau de la Música por los convenios con CDC

Felip Puig telefoneó al número de Jordi Montull, pero le descolgó Joan Llinares, que le substituyó después de que echaran a los saqueadores

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Después de que echaran a Fèlix Millet y Jordi Montull del Palau de la Música, Joan Llinares, contratado como director general para poner orden en la institución, recibió una misteriosa llamada. Oyó el timbre de un teléfono en el interior de un cajón del despacho que había pertenecido a Montull, cuando lo descolgó “una voz se identificó como Felip Puig”. Este le preguntó “si el tema de los convenios ya estaba claro y si había más cosas”.

Felip Puig llamó al Palau de la Música para preguntar si había más cosas. Pues sí, había más cosas

Llinares hizo esta revelación en su declaración este martes, como testigo, en el juicio por el expolio del Palau de la Música. En la actualidad, Llinares es un alto cargo del Ayuntamiento de Barcelona.

Los convenios a los que se refería Puig en su llamada son los que firmó la Fundación del Palau de la Música, cuando la presidía Millet, con la Fundación Trias Fargas, una entidad vinculada a Convergència. Después de estallar el escándalo, el partido de Artur Mas optó por devolver los 630.000 euros que había recibido de los convenios en cómodos plazos. Todavía le queda una parte por pagar.

Las trituradoras de documentos no lo destruyeron todo

Llinares recordó que se destruyó documentación incluso después de que se echara a Millet y Montull del Palau de la Música. Una empleada advirtió al nuevo director general que la directora financiera, Gemma Montull, estaba utilizando la trituradora de papel antes de que la despidieran. No obstante, no consiguió destruir toda la documentación.

En el ordenador de Elisabet Barberà, secretaria personal de Millet, se halló un documento en el que se relacionaban los pagos de Ferrovial con los cobros que recibía la Fundación Trias Fargas y un tal “Daniel”. El fiscal Emilio Sánchez-Ulled y el mismo Jordi Montull identifican esta referencia con Daniel Osàcar, el extesorero de Convergència. Llinares dio fe que el documento se encontraba en el ordenador de la secretaria de Millet. La defensa de los directivos de Ferrovial acusados puso en duda al inicio del juicio la validez de esta prueba.

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