Gay de Montellà defiende ante Puigdemont la reforma constitucional

El presidente de la patronal recrimina al gobierno catalán la "incertidumbre permanente", sin esclarecer todavía un un marco fiscal estable

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Joaquim Gay de Montellà no se ha movido en los últimos años, con la convicción de que «la independencia y la unidad del mundo empresarial son virtudes esenciales» que los empresarios han sabido valorar por parte de Foment del Treball. Pero esa independencia no ha excluido apuestas claras, con un mensaje interno, para Cataluña, y externo, para el resto de España. Por ello, Gay de Montella, y en presencia del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha reclamado que se recupere «el catalanismo», que se encuentra «ahogado» por el proceso soberanista, y se encare ya «una reforma constitucional que haga posible el encaje de Cataluña y España».

Lo ha defendido en su discurso ante la asamblea de Foment del Treball, a través del cual ha trazado los grandes retos de la economía catalana. Gay de Montella sostiene que todos los indicadores son favorables, «a pesar de un proceso secesionista abierto en Cataluña, que es el motor de la economía y de la actividad empresarial en el conjunto del Estado».

Planes de contingencia

Pero el mensaje es que la actividad podría ser más intensa, que las «incertidumbres» en la política epañola, por la falta de un gobierno y la repetición de las elecciones, y en Cataluña, con un presidente del ejecutivo que ha anunciado una cuestión de confianza, están creando disfunciones «evidentes».

Con un análisis favorable, en el que destaca el buen comportamiento de las empresas que se han oientado a las exportaciones, Gay de Montella ha constatado una realidad: «Empresas que se van fuera, que se debe también a razones fiscales, empresas que tienen un plan de contingencia y alternativo por si el proceso independentista sigue adelante, empresas que han previsto un cambio de sede, todo eso es una realidad, porque las empresas no quieren problemas, sólo seguridad y estabilidad».

Sin embargo, la paradoja es clara. Si esas cuestiones de carácter político no han perjudicado la marcha de la economía, –aunque sí podrían lastrar su potencialidad– es porque se considera que todo acabará en un gran acuerdo.

Gran acuerdo de estado

Ese es el mensaje que Gay de Montellà también ha trasladado a los socios de Foment, y con Puigdemont invitado en su asamblea. «También es cierto que las empresas tienen mucha confianza en la gestión política que se acometerá sobre la cuestión catalana en España, un país europeo, moderno y democrático, y que evitará cualquier peligro. España y Cataluña llegarán a un buen acuerdo y será posible trazar un espacio de convivencia y lealtad institucional, y nosotros insistimos en la necesidad de formular una reforma constitucional que permita y haga posible el encaje de Cataluña y España», asegura Gay de Montellà.

Otra cosa es cómo se podrá articular esa demanda de Foment, que los empresarios catalanes dejan en manos de los políticos. Lo que Gay de Montellà ha explicado en la asamblea de la patronal es que se debe «clarificar» todo cuanto antes, y que Cataluña no puede tener un gobierno pendiente «otra vez» de unas elecciones. En algún momento, si esa inestabilidad política se hace crónica, a juicio de Foment, la economía pagará las consecuencias.

Las líneas rojas en Cataluña

No por ahora. La inversión extranjera en Cataluña, según el registro de inversiones exteriores, aumentó un 58,8% en 2015, «una cifra muy superior a la media del conjunto de España, donde la inversión extranjera creció un 11%, y también a la recibida a nivel mundial, que aumentó un 36,4%».

La cuestión para Foment es que la estabilidad en España está relacionada con la de Cataluña, y con el referéndum de independencia que piden los soberanistas. Y que eso se debe superar con un gran acuerdo de estado. Pero Gay de Montellà no elude esa circunstancia: «Al mismo tiempo, los pactos y los acuerdos que deberían permitir una mayoría parlamentaria para formar Gobierno en España, se encuentran con la línea roja de una eventual convocatoria de un referéndum en Cataluña».

La respuesta podría llegar después de las elecciones del 26 de junio. Foment, como mínimo, confía en ello.

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