Homs, en el centro de la diana si CiU pierde las europeas

La dirección de Convergència podría cuestionar la estrategia seguida por la mano derecha de Mas

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El domingo puede ser un gran día, se podría decir, emulando a Serrat. Para CiU lo será si gana las elecciones europeas en Catalunya, y deja al President Artur Mas en una buena posición para seguir liderando el proceso soberanista. En caso contrario, la situación tenderá a enrarecerse en el seno de la federación nacionalista, y, en concreto, en el seno de Convergència.

Para que los ánimos se serenen, para que todos los dirigentes de CDC puedan asimilar los resultados, el comité ejecutivo del partido no se reunirá el mismo lunes, si no el lunes siguiente, el 2 de junio. Pero sí lo hará la dirección más restringida, para calibrar el balance de daños.

El hecho es que las elecciones europeas pueden ser el inicio de un cambio de ciclo, en el que Esquerra Republicana logre la hegemonía política y sea ya el principal referente del catalanismo, –hoy transformado en movimiento independentista–, como ocurrió en 1931, al ganar las elecciones municipales frente a la Lliga Regionalista.

La «sobreactuación» del conseller

Si eso sucede, y los dirigentes de CiU consultados, y los expertos en el manejo de encuestas ven muy posible, aunque Esquerra gane a la federación nacionalista por unos pocos votos, en Convergència se puede iniciar un periodo convulso.

Y los dardos se apuntan hacia el conseller de Presidència, Francesc Homs, que acaba de protagonizar una situación que no ha gustado nada en la familia convergente. Su aparición, de urgencia, el pasado lunes denunciando que el Gobierno central quería desmantelar uno de los dos múltiplex de la Corporación Catalana de Mitjans Audiovisuals, cerrando cuatro canales de los que dispone TV3, causó una gran sorpresa. Máxime porque de ello se habla desde hace meses, y también porque el Gobierno del PP no tiene previsto, de forma inmediata, tomar ninguna decisión.

Esa reacción de Homs, «sobreactuada», buscando un rédito electoral, a pocos días de los comicios, –porque el Govern es consciente de que la campaña de ERC está siendo efectiva, y podría superar, por primera vez a CiU–, se ha considerado “desmesurada, y contraproducente”.

Fidelidad a prueba de bomba

Pero Homs es una pieza básica en el proyecto del President Mas, que acumula errores, como el diseño de la campaña electoral de las autonómicas de 2012, con un cartel en el que el candidato de CiU se asemejaba a un Moisés que iba a salvar al pueblo catalán. Sin embargo, sigue contando con la confianza de Mas, que valora la fidelidad y el apoyo del ahora conseller en su etapa más dura como jefe de la oposición con los dos gobiernos del tripartito.

“Algo debería cambiar”, se asegura en las filas de Convergència. Si CiU pierde las elecciones europeas, ello significa que el Govern ha perdido la legitimidad para seguir liderando el proyecto soberanista. Y que la federación nacionalista puede dejar de ser el “instrumento político” que articule la sociedad catalana, con un proyecto socio-económico concreto, no sólo en el terreno nacional.

Dirigentes de Convergència aseguran que uno de los errores en la campaña electoral ha sido la de vincular ese éxito o fracaso con el propio Mas. El President, sin embargo, lo ha asumido, y ha protagonizado los últimos actos electorales, señalando que no se entendería que en España ganara el partido que gobierna, el PP, y, en cambio, en Catalunya perdiera quien está al frente de la Generalitat.

Vincular elecciones con el proceso

Esa cuestión se debatió en la última reunión de la ejecutiva de Convergència, hace dos semanas. Y distintas intervenciones se refirieron al peligro de que Mas saliera debilitado de las elecciones europeas. Al vincular tan estrechamente esos comicios con el proceso soberanista, “se ha asumido un riesgo que puede ser fatal para CiU”, se asegura.

El problema es que la política catalana corre con una velocidad de vértido. “Es difícil tomar decisiones drásticas, cuando de inmediato llegará el 11 de septiembre, y después el 9 de noviembre”, se recuerda. “Los dirigentes de Convergència suelen ser muy responsables, todo el partido, en general, lo es”.

Sí, eso es cierto. Mas es el presidente del partido. Y no hay recambios, aunque en el propio Govern puedan destacar consellers como Felip Puig, o Santi Vila. Sin embargo, si se pueden reconsiderar algunas cosas, y el conseller Homs, pese a ser una de las figuras clave del proceso, es el hombre ahora cuestionado por una parte aún no mayoritaria, eso sí, de Convergència, y también por un sector notable de Unió Democràtica.

Ahora bien, “si realmente Esquerra gana y lo hace de una forma convincente, ya se verá”. Es decir, a dos días de las elecciones, el análisis frio tiene una dimensión limitada. El lunes, con los números en la mano, todo se puede precipitar.

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