La austeridad, la excusa de Mas para recortar sin freno en Educación

La Fundación Bofill acusa a la Generalitat de aplicar tijeretazos “ideológicos” e innecesarios en el presupuesto de Ensenyament

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

Las políticas de austeridad no han sido las únicas responsables de los recortes en Educación en Catalunya. También ha tenido mucho que ver la ideología. La Fundación Bofill acusa al Gobierno de Artur Mas de haber pasado la tijera por el presupuesto de Ensenyament más de lo necesario y siguiendo criterios “claramente selectivos”.

“Si bien es cierto que la crisis económica global y las medidas políticas de austeridad estatales han condicionado la reducción de recursos en educación, estos no son factores suficientes para el alcance y las características de los recortes”, concluye un informe del prestigioso think thank.

Gasto por debajo de la media española

Artur Mas fue investido president de la Generalitat a finales de 2010. Su discurso se centraba en la letanía de que “los catalanes habían estirado más el brazo que la manga”. Cuatro años de recortes intensivos han situado a Catalunya entre los países europeos por lo que a magnitud de reducción se refiere. El gasto público por educación sobre el PIB se sitúa por debajo del 3,5%, una cifra inferior a la media europea (5,4%) e incluso la española (4,7%).

Mas ha contado con menos recursos que gestionar. La caída del presupuesto general entre 2010 y 2012 ha sido del 9,8%. No obstante el descenso del presupuesto del departamento que dirige Irene Rigau ha sido más elevado. Se ha reducido un 13% en términos nominales y un 20% en reales.

Medidas selectivas

El recorte no ha sido sólo más elevado, sino que ha sido desigual entre enseñanza pública y concertada. Entre 2009 y 2011, señala el informe, el gasto por estudiante se reduce en 493€, mientras que la reducción entre alumno en centros concertados es de 227. “De hecho, la única partida que se ha mantenido estable es el gasto público de los concertados”, apuntala la Fundación Bofill.

Además, arremete contra la consellera Rigau al considerar que la reducción presupuestaria no ha sido suficientemente sensible con aquellos sectores en peores condiciones sociales y económicas. Para sostener tal afirmación, destaca algunas medidas: la reducción de las aportaciones por plaza en educación infantil (se ha pasado de 1.800 a 875 euros); se han suprimido 61 aulas en centros públicos frente a 12 en centros concertados; retrasos en los pagos de las becas de comedor; o el fin de la financiación del 75% de los planes de apoyo al entorno del estudiante.

La crítica también se centra en el despliegue de la Ley de Educación de Catalunya. En su opinión, se ha realizado de forma selectiva. Por ejemplo, se ha fortalecido las direcciones de los centros escolares o se ha priorizado la financiación de la educación postobligatoria concertada pero se han dejado en el tintero mecanismos para para fijar el número máximo de alumnos con necesidades educativas.

Economía Digital

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp