La mujer de Ignacio González volvió a la patronal madrileña 24 días después de su renuncia

Lourdes Cavero se marchó de CEIM para no perjudicar la candidatura de Arturo Fernández pero regresó tras las elecciones

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El 28 de febrero pasado, la mujer de Ignacio González, Lourdes Cavero, anunció su renuncia a los cargos de vicepresidenta, adjunta al presidente y consejera de la patronal madrileña, CEIM. Lo hacía forzada por la imputación en diciembre pasado por un presunto caso de blanqueo de capitales y contra Hacienda con la compra de un ático en Marbella. “Afrontaré nuevos proyectos profesionales y empresariales”, declaró Lourdes Cavero en el momento de su renuncia.

El presidente de la patronal, Arturo Fernández, agradeció los servicios prestados a Cavero, de quien destacó su compromiso durante los 30 años dedicados al trabajo por la patronal madrileña. Fue un momento de despedida forzada, de agradecimientos mutuos por la ayuda a las empresas madrileñas y por el fin de un puesto por el que cobraba unos 120.000 euros anuales. Era la única vicepresidenta con nómina, aunque siempre guardó las formas: nunca asistió a las reuniones con carga más política donde podía ser descalificada por su condición matrimonial. 

Ausencia breve

Pero apenas 24 días después, una vez que Arturo Fernández ganó las elecciones de la patronal, la esposa del presidente de la Comunidad de Madrid regresó a la junta directiva. Sus nuevos retos profesionales hasta ahora son regresar a la CEIM en representación de su propia empresa, Subastas Segre, una de las galerías de arte más grandes de España, según explica la compañía en su web. La CEIM aclara que Cavero, despimputada desde la semana pasada, no cuenta ahora con cargo directivo y que es un miembro más de la junta compuesta por 200 representantes.

En la junta también se encuentra su hermana Pilar Cavero, socia de Cuatrecases, Gonçalves Pereira, donde figura como representante de la firma y que también tiene participación en la galería de arte familiar.

Todo queda entre amigos

Arturo Fernández e Ignacio González son grandes amigos, tanto que el presidente autonómico decidió renovar el contrato de la cafetería de la Asamblea de Madrid por 14.000 euros mensuales a Arturo Fernández incluso después de la investigación abierta en su contra. El presidente de la patronal es acusado de pagar en negro a sus empleados y ha sido embargado por Hacienda y por la Seguridad Social por impagos.

González y Fernández y sus respectivas esposas tienen una sólida amistad que los ha llevado juntos de viajes a Reino Unido, según explican testigos de las cenas de los matrimonios en un restaurante londinense.

González se ha opuesto de forma reiterada a que el jefe de la patronal madrileña acuda al parlamento a dar explicaciones por el caso de los cursos de formación, con los que presuntamente se defraudaron 17 millones de euros.

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