La sanidad privada vaticina un «terremoto» con la política de Cifuentes

El director de HM Hospitales pronostica que la mayor atención del sistema público colapsará los hospitales de Madrid y creará una ola de cierres de centros privados

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La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, se está convirtiendo en un peligro para los hombres de negocio de las clínicas privadas. El gobierno regional ha prometido aumentar la atención y las operaciones en los hospitales públicos, una política que ha levantado la queja de las clínicas privadas, que ven peligrar el espacio ganado durante los últimos años. Una pregunta comienza a recorrer el sector: «¿Es Cifuentes más socialista que los socialistas?».

El director de HM Hospitales, Juan Abarca Cidón, ha lanzado un misil al gobierno de la Comunidad de Madrid al criticar la nueva política sanitaria que –asegura— podría crear un terremoto tanto en el sistema público como en el privado.  

El director de la cadena de clínicas está convencido de que la sanidad dual y los sistemas de mutualidad hacen peligrar no sólo el negocio de la salud en España sino también la sostenibilidad del sistema público.  

«Fuera de preferencias ideológicas, objetivamente supondría un terremoto tanto a nivel privado, por el cierre de centros y pérdida de miles de empleos, como a nivel público, porque tendría que absorber de repente 2 millones de pacientes más», explica abarca Cidón en referencia a la cantidad de abonados a las mutualidades en toda España, en el editorial de la última edición de la publicación corporativa.  

El director de las clínicas privadas hace balance de las últimas políticas en materia de salud pública en la Comunidad de Madrid y también señala la supresión de convenio de mutuas de la Asociación de la Prensa de Madrid como uno de las medidas que contribuyen a vaciar a las clínicas privadas y su viabilidad como empresas.

Cambio de rumbo  

El gobierno de la Comunidad de Madrid ha recordado que la decisión de rescindir ese convenio, que suponía para las arcas públicas unos ocho millones de euros anuales, fue tomada por los grupos de PSOE, Ciudadanos y Podemos en contra del PP. La decisión ha aportado esos recursos a un plan de atención odontológica de la población general.  

El equipo de Cifuentes reconoce que ha tomado decisiones políticas contrarias a las que ha llevado a cabo Esperanza Aguirre e Ignacio González durante los últimos años. El gobierno regional admite que las recientes medidas aprobadas dificultarán, en el futuro, la privatización de los servicios asistenciales de los seis nuevos hospitales de Madrid, cuya gestión secundaria (limpieza, mantenimiento y seguridad, entre otras) se gestiona con empresas privadas.  

Pero las Mareas Blancas, que salieron a la calle en plena época de recortes sanitarios, tampoco alaban el giro de Cifuentes. Aseguran que la situación de privatización de servicios esenciales no ha cambiado y que, por tanto, se seguirán convocando las manifestaciones reivindicativas a favor de la sanidad pública y en contra de la politica del PP, por mucho que Cifuentes quiera «vender su giro a la izquierda».     

Pese a ello, la presidenta regional persiste en su giro social –o socialista, según quien lo mire–. El gobierno autonómico ha eliminado una de las cláusulas más polémicas del sistema sanitario heredado de la era Aguirre. Si un usuario se negaba a ser transferido a la sanidad privada para alguna prueba, su tiempo de espera comenzaba a transcurrir desde cero a partir del momento del rechazo. Era una especie de penalización que ha quedado abolida también para disgusto de las privadas.

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