Mas rechaza la realidad: ¿Por qué Cataluña no sería un estado europeo?

Asegura que no hay un solo artículo con el que se pueda expulsar a los catalanes, pero el núcleo jurídico de la UE ve "ilusorio" esperar apoyos europeos

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Es el núcleo central del debate. Muchos catalanes que dudan, que se debaten sobre los supuestos agravios del Estado español, como denuncian una y otra vez los dirigentes del movimiento independentista, tienen en cuenta un hecho: si Cataluña adopta una decisión unilateral, sin contar con el Gobierno español, quedará fuera de la Unión Europea. Y ello es más que suficiente para pensarse las cosas dos veces. 

Pero Artur Mas no concibe esa posibilidad. De hecho, la orilla y la desprecia. En las últimas 48 horas, en diferentes medios de comunicación, ha insistido en que es esa posible expulsión de la UE no se producirá. «No hay un solo artículo que prevea en condiciones normales que Cataluña pueda ser expulsada de la UE, porque cómo puede expulsara siete millones y medio de ciudadanos europeos, que son los catalanes?», se preguntó en la entrevista en Cuatro.

Sin embargo, ese es el argumento que utilizan las patronales, el mundo económico, y dirigentes como Josep Borrell, es presidente del Parlamento europeo. También el economista Francesc Granell ha incidido sobre ello. Las voces son numerosas.

Merkel y Cameron, amortizados para Mas

Esta semana se pronunciaron en ese sentido la cancillera alemana, Angela Merkel, y el premier británico, David Cameron. Pero esa realidad no cala entre el independentismo catalán, que entiende que se impondrían cuestiones políticas, de tipo pragmático. Según Mas, en un entrevista a La Vanguardia, tampoco al conjunto de Europa le gustó que la RDA se incorporara al club europeo, con 20 millones «de alemanes que eran pobres».

La realidad jurídica, no obstante, es tozuda. Jean-Claude Piris, ex director general del Servicio Jurídico de la UE, entre 1998 y 2010, lo ha explicado con claridad. Asegura que los que mantienen que la Unión Europea incorporaría a una supuesta Cataluña independiente demuestran un desconocimiento «tanto del derecho aplicable como de las realidades políticas de los Estados miembros».

Es decir, no se trata de la cosa jurídica, que también, sino del entramado político europeo, que Mas entiende que no sería un problema.

El Tratado de la Unión

En el caso jurídico, Piris, un hombre que se prodiga en exceso, y que dejó constancia de esa realidad en un artículo reciente en El País, con el título explícito de Cataluña y la UE, si Cataluña desea solicitar el ingreso en la Unión Europea, a través del artículo 49 del Tratado de la Unión Europea (TUE) debería cumplir tres requisitos:

Ser un estado europeo, respetar los valores que se mencionan en el artículo 2 del tratado, y tener en cuenta los «criterios de elegibilidad acordados por el Consejo Europeo», conocidos como «de Copenhague», porque fueron adoptados en esa ciudad por el propio Consejo Europeo en 1993.

Los estados miembros no pueden ni pronunciarse sobre ello

Y para ser un estado, Cataluña debería contar con una exigencia durísima: la deberían reconocer la totalidad de los 28 Estados miembros de la UE, «por unanimidad», según el artículo 49 del tratado. Pero es que, según recuerda Piris, los estados, en caso de tener que pronunciarse, «sólo podrán constatar que no pueden dar su reconocimiento y que tienen que considerar la solicitud inadmisible».

Porque en el apartado 2 del artículo 4 del tratado, se fija que cada estado miembro «es el único» con competencia para poder decidir «sobre las estructuras fundamentales políticas y constitucionales de estos, también en lo referente a la autonomía local y regional».

Si eso fuera poco, se añade que la UE «respetará las funciones esenciales del Estado, en particular las que tienen por objeto garantizar su integridad territorial». Ese discurso, sin embargo, se califica por el bloque independentista como «el discurso del miedo», y algunas entidades y patronales así lo manifestaron en un acto de apoyo a Mas el pasado jueves.

Cuestiones internas de los estados 

Lo que señala el Tratado de la Unión es que los estados no pueden reconocer a una entidad que dependa jurídicamente de un estado miembro.

Si se profundiza en el tratado se llega a otro requisito, el que se mencionaba sobre los valores. En el mismo artículo 49 se dice que se respetará los valores del artículo 2, es decir, «el estado de derecho».  Piris lo recoge con claridad: «Una entidad que se declare independiente unilateralmente, infringiendo el derecho, y en particular la Constitución nacional que debe respetar, violará dicha condición fundamental. Ese sería el caso de Cataluña –añade- a la luz de la Constitución del Reino de España».

Al margen de que en la comunidad internacional no se reconoce el llamado derecho a decidir, que se defiende por parte de Artur Mas, llega también el condicionamiento político.

Negociación política

Piris lo rechaza de pleno, y califica de «ilusorio» que otros países pudieran comprender el caso catalán y forzar al gobierno español, cuando esa es, precisamente, la gran esperanza de propio Mas y del bloque independentista. «Desde el punto de vista de los dirigentes de muchos estados miembros, como Reino Unido, Francia, Italia, Bélgica, etc, nadie va a defender esa posición», porque se entiende que podría provocar un «efecto contagio» con otras situaciones internas en países miembros.

Esta cuestión, no obstante, no importa para la candidatura Junts pel Si, en la que Artur Mas figura como número cuatro. Ni se contempla. Pero la realidad es tozuda, y es lo que podría llevar a muchos catalanes a no secundar la opción independentista, cuando voten el 27S.

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