Podemos y la quita de la deuda, ¿una bomba para España?

Analistas de mercados y economistas alertan sobre la baja inflación, pero rechazan una decisión individual sin una quita pactada europea

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Alerta. Luz roja. El plan económico de Podemos, en el que se apuesta por quitas de la deuda, ha provocado un debate intenso. El denominador común de esas críticas es que España, que ha comenzado a crecer, aunque tímidamente, no debería ni escuchar esos cantos de sirena.

¿Pero, qué dice Podemos, en ese programa redactado por los economistas Juan Torres, y Vicenç Navarro? Se asegura que la reestructuración de la deuda, en el seno de los países periféricos de la zona euro debería ser una alternativa posible.

“España debe prepararse para una coyuntura europea de este tipo que sin lugar a dudas va a darse en los próximos años y tratar de llegar a ella con firmeza, inteligencia colectiva y decisión a la hora de poder defender los intereses nacionales en aspectos como la renegociación de tipos de interés, periodos de carencia, plazos de vencimiento y amortización o condiciones de quitas parciales que van a tener que plantearse”.

La lucha entre acreedores y deudores

Las reestructuraciones de deuda no serían ninguna novedad. Ha ocurrido a lo largo de la historia. Philip Coggan, editor para mercados de capitales de The Economist, plantea en su reciente libro: Promesas de papel, (El Hombre del tres), que, en realidad, el debate económico a lo largo de la historia siempre ha sido entre “deudores y acreedores”, y que estamos de nuevo en una lucha sin saber quién acabará ganando.

Lo plantea como un reto global, aunque se refiere también a los países periféricos de Europa. Y asegura que “los deudores no harán frente a sus compromisos, ya sea directamente mediante una suspensión de pagos o animando a sus gobiernos a inflacionar la deuda”.

O menos deuda o inflación

Y eso es, precisamente, lo que planteó esta semana, justo antes de que se conociera el programa económico de Podemos, el columnista del Financial Times, Wolfgang Münchau, al asegurar que las señales que emite la formación que lidera Pablo Iglesias podrían ir en la buena dirección. “La posición de Podemos reconoce una simple verdad sobre la eurozona a finales de 2014. Es lógicamente inconsistente para el euro entrar en un proceso de estancamiento (sin inflación) y no reestructurar su deuda”.

Esa es la clave. El presidente español, Mariano Rajoy, se ha referido a las “ocurrencias” de algunos que hacen “política en los platós”, en referencia a Podemos. Los expertos también critican al partido del que todo el mundo habla ahora en España, pero admiten el problema de fondo.

El camino hacia la quiebra

Alejandro Varela, analista de Renta 4, se muestra severo. Rechaza la idea de deuda legítima o ilegítima que plantea Podemos. “Toda la deuda es fungible, tiene el mismo status, y no se puede distinguir”, asegura. Pero, previamente, Varela se enoja sólo con la posibilidad de acometer una reestructuración.

“Tendría consecuencias nefastas, sería situarse a la altura de países abocados a la quiebra, y se perdería muy rápidamente lo conseguido durante muchos años”, sentencia, al perder la confianza de los mercados internacionales.

Primero, los deberes en casa

Antes, incluso, de pensar en soluciones en el marco de la zona euro, como la mutualización de la deuda, que Alemania sigue rechazando, Varela considera que la única prioridad de España debe ser “hacer bien las cosas en casa, con más reformas, con una economía más flexibilizada, ahora que nos han dado más tiempo para reducir el déficit, con una política fiscal y económica más decidida”.

Varela añade que ahora que la recuperación “se atisba”, y que la situación es muy diferente a la de hace dos años, “es una mala ayuda pensar en una reestructuración”.

El 40% de la deuda, como apuntaba Pedro Larraga en Economía Digital, está en manos de inversores no residentes en España. Alcanza algo más de un billón de euros, con un coste medio del 3,62%. Es decir, no ocurre como en otros países, como Japón, donde la deuda se la deben los mismos japoneses entre sí.

Alemania defiende a sus pensionistas y ahorradores

David Cano, de Analistas Financieros Internacionales, (AFI), rechaza también el posible debate sobre dejar de pagar una parte de la deuda. “Muchos españoles tienen dinero invertido en deuda pública”, recuerda, además del hecho de que la propia Seguridad Social tiene un saldo de 53.000 millones en deuda pública.

Cano, en todo caso, admite que en Europa se está produciendo una contradicción: “La deuda se puede pagar si se crece lo suficiente, o si la inflación provoca que pierda valor, con el paso de los años, pero sin inflación y con poco crecimiento, lógicamente, es mucho más difícil”. Y ese debate lo domina, por ahora, Alemania a favor de sus ahorradores y de sus inversores domésticos, que ni quieren inflación ni desean dejar de cobrar.

Varela entra en esa cuestión con un elemento positivo: “La baja inflación en España es producto ahora de la bajada de los precios energéticos, y eso es maravilloso para España, que tiene una gran dependencia energética”.

Quitas o deudas perpetuas con nulo interés

El catedrático de Economía Santiago Niño Becerra es, tal vez, uno de los expertos que más ha apostado en los últimos años por la reestructuración de la deuda. Ahora ve dos posibles caminos, aunque considera que ya se ha apostado por uno. “O se pone en marcha una cadena de compensaciones y quitas, siendo el PIB la contrapartida contable, o se convierten montañas enteras de deuda en deuda perpetua o ultra perpetua con un interés del 0’0000001% sin amortización del principal, es decir, nos olvidamos de ella y la mantenemos ahí para que no queden cojos los balances”.

Para Niño Becerra, la primera opción “lleva a un empobrecimiento generalizado, pero supone empezar el nuevo modelo sin lastres”. Con la segunda opción se deberían tomar medidas como las que propone Alemania, que, de hecho, es el camino que, a juicio de Niño, ya se está tomando y que también suponen un enorme sacrificio.

En cualquier caso, este economista entiende que los mercados podrían llegar a acuerdos, con quitas parciales, si ello supone cobrar una gran parte de la deuda, a cambio de una gran tranquilidad en el tiempo.

Déficit autorizado y el papel del BCE

El catedrático de Economía, y consejero del Banco de España, Guillem López Casasnovas, rechaza una quita “en un solo país, porque sería un grave error”. Y entiende que lo que Podemos denomina como deuda ilegítima podría hacer referencia a la deuda que se ha generado por culpa del mal funcionamiento de las instituciones europeas.

La salida, sin embargo, para López Casasnovas, sería la que proponen dos economistas, Giavazzi y Tabellini. “Un déficit autorizado en cada país, limitado a lo que resulte de una reducción de la presión fiscal, mutualizado por el Banco Central Europeo con deuda a treinta años”. Eso sería, a su juicio, “un instrumento que va directo a consumo privado, sin falsas salidas de tipo keynesiano”.

Luchas en diferentes ámbitos

España, por tanto, a juicio de todos los expertos consultados, debería ser muy consciente del reto que representa una quita parcial del pago de la deuda. Pero el debate es general y afecta a todos los sectores de la sociedad, que tienen intereses contrapuestos.

Volvemos a Philip Coggan: “A medida que venzan estas deudas, enfrentarán a acreedores ricos con deudores pobres, a contribuyentes del sector privado contra trabajadores del sector público, a jóvenes en activo contra jubilados, a votantes del país contra tenedores extranjeros de bonos. Es imposible predecir cuál de ellos ganará cada una de estas luchas, pero una cosa parece segura: no todas esas deudas se pagarán íntegramente”.

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