Puigdemont anhela que Rajoy aborte en julio el referéndum independentista

Puigdemont ofrecerá los detalles del referéndum el 4 de julio, día de la independencia de EEUU, para provocar una reacción en contra de la autonomía

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La pregunta que se irá respondiendo en las próximas semanas es: ¿qué quiere realmente el gobierno catalán? Con grandes dificultades para poder organizar el referéndum del 1 de octubre, con divisiones internas, Carles Puigdemont ha pisado el acelerador para provocar que Mariano Rajoy reaccione cuanto antes, y, previsiblemente, en julio. Sería la salida que pretende el soberanismo, para cargarse de razones y buscar un proceso de movilizaciones en la calle, con la Diada del 11 de septiembre y el 1 de octubre como grandes hitos.

La idea de que Rajoy aborte la organización del referéndum en julio aparece en las conversaciones de los dirigentes del Pdecat, que temen que no se pueda llegar, incluso, a las últimas semanas de septiembre para poder mantener la tensión.

Puigdemont pone en marcha una gira por todo el territorio y una web sobre el referéndum

Los pasos del Govern son claros. El ejecutivo catalán, que vive de anuncios de anuncios, se ha comprometido a realizar un gran acto el 4 de julio, en Barcelona, para explicar todos los detalles del referéndum. Será el punto culminante, el mismo día que se celebra la independencia de Estados Unidos.

Como en los últimos años, se vuelve a buscar un símbolo para potenciar el soberanismo. De forma paralela, se abrirá una web para resolver dudas, y se detallarán las garantías para poder votar libremente. Con ello se busca lograr la complicidad de Els Comuns, el partido de Ada Colau, que se considera fundamental para conseguir una participación que ofrezca legitimidad a la consulta.

Puigdemont, además, iniciará una gira por más de 200 localidades que pretende hacer ver a la sociedad catalana que va en serio, que quiere movilizar el máximo número de personas. Explicará los “detalles que demostrarán que el referéndum será, exactamente, como otra convocatoria electoral”, y que tendrá una base legal que servirá para “blindar todas las garantías democráticas y la seguridad jurídica a los implicados en la consulta”. La web presentará 100 preguntas y respuestas sobre el referéndum y dispondrá de un servicio de atención al ciudadano con un equipo de juristas y trabajadores públicos para resolver dudas.

Puigdemont irá colocando cáscaras de plátano a Rajoy para buscar su reacción

Es decir, Puigdemont se quita la careta y va a pecho descubierto. Porque con toda esa información, si acaba siendo real sobre el referéndum, el Gobierno podrá actuar. Si la premisa es que sólo se reaccionará a partir de cada paso que dé el gobierno catalán, la opción de Puigdemont es que lo haga a lo largo del mes de julio, y provoque movilizaciones masivas a la menor evidencia de que se erosiona el autogobierno de la Generalitat.

Se trata de un reto al Ejecutivo de Mariano Rajoy, que, como apuntan fuentes del PP, no será fácil de solventar. Rajoy no quiere aplicar el artículo 155 de la Constitución, que prevé la asunción temporal de competencias de la Generalitat. Quiere actuar de forma proporcional, pero Puigdemont le irá colocando cáscaras de plátano a partir de la primera semana de julio.

Y lo hará porque sabe que la organización efectiva del referéndum es cada vez más complicada. Lo es por las medidas del Gobierno central, por las querellas que ya ha recibido la consejera de Gobernación, Meritxell Borràs, y por las propias diferencias en el seno del Govern.

Borràs y Romeva discuten sobre quién es el responsable del voto por correo para los catalanes en el extranjero

El voto por correo para los catalanes en el extranjero –a diferencia de las gestiones que se realizaron con el 9N—ha evidenciado una polémica entre la propia Borràs y el consejero de Relaciones Exteriores –que ha perdido el nombre tras la decisión del TC—Raül Romeva. Los dos se cruzan reproches sobre quién es el responsable de ese voto en el extranjero. Y es que nadie quiere firmar nada que le comporte luego una inhabilitación, o, peor aún, la acusación de malversación de caudales públicos, que comporta penas de prisión.

Puigdemont va a por todas. Y dependerá de Rajoy que todo se aborte mucho antes de las semanas previas al 1 de octubre.

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