Puigdemont y Junqueras se plantan ante la CUP

El consejero catalán de economía rechaza el aumento del IRPF y se alinea con el PDECat, a la espera de que los anticapitalistas decidan si dan por acabada la legislatura

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La suerte está echada. El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y el consejero de economía, Oriol Junqueras, se han plantado frente a la CUP. Rechazan el aumento impositivo que reclamaban los anticapitalitas como condición para aprobar los presupuestos. La última oferta la ofreció este lunes el equipo de Junqueras, que había considerado flexibilizar su postura, pero que ha acabado alineándose con el PDECat, que, en ningún caso estaba dispuesto a permitir un aumento del IRPF, con el peligro de que esa medida acabara por desdibujar ideológicamente al partido.

La CUP había pedido que, por lo menos, se abordara el aumento de uno de los grandes impuestos: el tramo autonómico del IRPF, patrimonio, o recuperar el impuesto de sucesiones tal y como había quedado antes de la reforma de Artur Mas cuando llegó al Govern en 2010. Pero el Govern no tocará ninguno de los tres. Con ello, Junts pel sí se arriesga a que la CUP rechace definitivamente los presupuestos.

A partir de ese martes, las asambleas territoriales de los anticapitalistas someterán la propuesta a votación. Y este sábado será el consejo político de la formación –no los militantes de forma individual– quien tomará la útima decisión. El pleno en el Parlament será el 8 y 9 de febrero. Si no hay presupuestos, el presidente de la Generalitat se comprometió a convocar elecciones de inmediato, aunque él personalmente no quiere renunciar a celebrar antes el referéndum de autodeterminación.

Lo que sí se ofrece a la CUP es la incorporación de unos 3.500 nuevos docentes para el próximo curso, con la idea de poder reducir, con ellos, la jornada lectiva semanal de los profesores, o para mejorar la atención educativa en función de las necesidades de cada centro.

Renta garantizada y diversos fondos

Otra de las consideraciones que sí se incluyen es el avance en la implantación de la renta garantizada de ciudadanía, para que se puedan cobrar todas las cantidades en el 2020, en lugar del 2022 como había previsto Junts pel sí. Y la tercera cuestión, que también se aborda, es la incorporación de un impuesto a los vehículos más contaminantes, aunque ya estaba previsto en la ley de cambio climático del Govern.

Sin embargo, se comenzaría a recaudar en 2017 y no en 2018, como también se había fijado. El impuesto lo pagarían los propietarios de turismos y furgonetas, en relación a los gramos de CO2 por kilómetro que emitan. La implantación será progresiva, –hasta el 2020, cuando se pagará en su integridad– y se prevé recaudar unos 77 millones de euros anuales. También se incorpora en los presupuestos diferentes fondos: de cohesión social, con 45 millones de euros; de fondos estructurales para la cobertura pública de necesidades, con 140 millones; para la lucha contra la corrupción y la evasión fiscal.

El Govern aprobó esas últimas incorporaciones en la reunión de su consejo ejecutivo, adelantado a este lunes, teniendo en cuenta que este martes –el día habitual– el presidente Puigdemont viaja a Bruselas, junto con Junqueras para explicar su proyecto sobre el referéndum.

La semana de pasión de la CUP

¿Será suficiente para la CUP? Los dirigentes del partido, como Benet Salellas o Anna Gabriel, consideran que no han pedido la luna, y que se trataba de comprobar la «voluntad política» del Govern, en un proceso encaminado a celebrar un referéndum soberanista, y al que no quiere renunciar el presidente Puigdemont. En cualquier caso, tanto Esquerra como el PDECat, a pesar de las pullas partidistas, se han comprometido a encarar los presupuestos sin fisuras.

Se juegan el adelanto electoral, pero confían en que la CUP no puedan rechazar las cuentas, porque, entonces, «todo el proceso soberanista caería por completo», según fuentes del Govern. Para la CUP se inicia esta semana, de nuevo, un proceso clave, después de sufrir una enorme división interna cuando decidió dejar a Mas en la estacada y exigir su cabeza para investir a un presidente de Junts pel sí, que acabó siendo Puigdemont.

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