Rajoy reclama pista para gobernar tras hundir a la izquierda

El líder del PP buscará ahora el sí de Ciudadanos y un diálogo con los nacionalistas, que necesitan sentirse útiles

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Mariano Rajoy reclama pista para gobernar. Considera que ya no hay excusas, después de hundir a la izquierda, y de comprobar que los nacionalistas necesitan sentirse útiles y que se mostrarán proclives al diálogo.

En pocas semanas, el líder del PP le ha dado la vuelta a la situación. No tiene nada asegurado, pero las votaciones en el Congreso, con la presidencia de Ana Pastor, con una Mesa en la que contará con mayoría, junto a Ciudadanos, ha dado alas a Rajoy, que ha anunciado una nueva ronda de contactos para poder ser investido presidente del Gobierno en la primera semana de agosto.

«Yo estoy dispuesto a a seguir negociando en los próximos días, como he hecho hasta ahora», aseguró Rajoy, tras conocer los resultados de la votación en el Congreso. Pero el líder del PP se ve capaz de lanzarse al ruedo con sólo 137 diputados. Lo que pide es que le dejen gobernar, y advierte de que bloquear el nuevo Gobienro «sería lo peor para todos los españoles».

Iglesias se rinde

La situación ha cambiado. Rajoy sabía que esa votación en el Congreso, para elegir al presidente y la Mesa de la cámara, podía ser determinante. Y es que la primera consecuencia la extrajo el líder de Podemos, Pablo Iglesias, al ver «seriamente comprometida» la alternativa de izquierdas.

Nunca la ha habido, desde las elecciones el 26 de junio, porque cada partido juega en función de sus propios intereses. Y los partidos independentistas catalanes, esenciales para cualquier operación, no quieren saber nada de Podemos. En Cataluña representan la alternativa al actual gobierno de Junts pel Sí.

Y, además, Convergència se jugaba su propio futuro como fuerza política, porque sin grupo propio en el Congreso –cosa que ha conseguido gracias a las negociaciones con el PP– no hubiera podido articular nada, con escasos recursos económicos, y sin imagen pública.

Gobernar desde ahora mismo

Rajoy todo eso lo sabía, y lo ha explotado a fondo, con el apoyo de Ciudadanos, que no tiene otra carta que buscar una alianza con el PP, aunque mantenga todas las precauciones.

El líder del PP se mostró dispuesto a gobernar desde ahora mismo, y argumentó que España necesita tomar medidas de carácter urgente. Una de ellas es la aprobación del techo de gasto, en agosto, para que sea ratificado por el Congreso y el Senado. Justo de forma inmediata, el Gobierno que se constituya deberá aprobar el presupuesto del próximo año, y cumplir con los requisitos de control del déficit que marca la Comisión Europea. «Quiero gobernar y pido que se me deje gobernar», insistió.

El cambio, tras la votación de la Mesa del Congreso, supone que el PSOE se quedará en la oposición, que tratará de impulsar una alternativa, pero a medio plazo, y que buscará diferenciarse de Podemos, que ha pretendido, desde el minuto uno, sustituir a los socialistas como única referencia de la izquierda.

Contar con los nacionalistas

Esa lucha ha dejado el campo abierto al PP. Pero, de hecho, es lo que pretendía el PSOE también desde el primer instante, a pesar de algunas voces de barones territoriales que acariciaban la idea de jugar con Podemos y con los nacionalistas para presentar una alternativa de Gobierno.

Esa posibilidad se recuperó en la tarde-noche del este lunes, cuando algunos dirigentes interpretaron a su manera unas palabras de Pedro Sánchez a los diputados socialistas.

El secretario general del PSOE reclamó que se le diera cancha a los partidos independentistas, con la idea de que «abandonaran el limbo». Pero no lo reclamó tanto para el PSOE, como para el conjunto de la política española. Es decir, lo que pidió Sánchez es que se cuente con Convergència, con ocho diputados, o con el PNV, con cinco escaños, incluso con ERC, con nueve, para que se impliquen en la política española.

El PSOE, sin otras opciones

Por eso, el portavoz del PSOE en el Congreso, Antonio Hernando, apoyó a Rajoy por haber buscado a Convergència y al PNV para lograr sus objetivos en la Mesa de la cámara parlamentaria. A pesar del proceso soberanista –muy deteriorado en Cataluña– Convergència ha vuelto a la política española, y el PP espera que pueda incorporarse por completo en función de su actitud en la votación de investidura de Rajoy.

El líder del PP no quiso adelantar nada. «Esto ha sido la votación en el Congreso», se limitó a asegurar, pero en las próximas semanas Rajoy buscará aliados para presentarse al debate de investidura, siempre reclamando que, al menos, se abstengan para que le dejen gobernar.

Ciudadanos, la última palabra

Para el PSOE, aunque se pueda tratar de una paradoja, todo lo ocurrido les resta «presión». Un dirigente socialista lo admite, porque, «internamente» el PSOE no podía asumir otra opción.

Rajoy tiene pista libre, pero le queda un obstáculo serio. Sin la abstención del PSOE –y no la tendrá, según insisten los dirigentes consultados– sólo le queda el sí de Ciudadanos. Y, por ahora, no lo tiene.

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