Ahorro Corporación se reinventa

El histórico brazo financiero de las cajas tantea su venta ante la salida de Bankia y otros socios

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Ahorro Corporación (AC), el que fuera gran holding financiero de las cajas de ahorros, lleva tres años tratando de reinventarse tras el proceso de saneamiento financiero llevado a cabo en España. Cuatro décadas después, aquellas más de 70 cajas existentes en el momento de su constitución han quedado reducidas a la mínima expresión.

Junto a Cecabank –el banco instrumental creado en noviembre de 2012 por la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA)–, que sigue siendo el máximo accionista de AC con el 14,44%, figuran en el accionariado Caixa Ontinyent y Caixa Pollença –las dos cajas que todavía ejercen directamente su actividad financiera sin haberse bancarizado– y otras que sí lo han hecho, como Caixabank, Bankia, Kutxabank, BMN, Ibercaja-Caja 3, Unicaja-Ceiss y CatalunyaCaixa. Además de BBVA y Sabadell tras quedarse con la CAM y Unnim, respectivamente.

Accionistas en retirada

Socios que, como Bankia, están obligados, por imperativo legal, a vender todas sus participaciones industriales (la de Ahorro Corporación, entre ellas), y otros, como los bancos, que han llegado de manera indirecta a este holding, y que también lo harán en cuanto tengan oportunidad, pues consideran esta participación como no estratégica al contar ya con instrumentos financieros propios.

Con este panorama accionarial todavía por definir en su totalidad, con asuntos pendientes como la venta por parte del FROB de CatalunyaCaixa, Ahorro Corporación ha sufrido durante estos seis años de crisis una caída brutal de su negocio. Todo se ha ido poco a poco evaporando, desde la gestión de fondos a los proyectos de capital riesgo o la intensa actividad en el mercado de titulizaciones.

7.000 millones menos de activo

En los últimos seis ejercicios, su activo ha pasado de 8.342 millones a 1.124 millones de euros, y el volumen del patrimonio gestionado baja ya de los 5.000 millones, muy lejos de aquellos 12.500 millones que administraba en 2007. También ha visto menguada su capacidad de conceder crédito, pasando de una cartera de inversión crediticia cercana a los 5.000 millones de euros hace siete años, a una cifra que ronda hoy los 600 millones de euros.

No obstante, a pesar de la todavía débil situación de la economía española y sus efectos sobre los mercados financieros, en 2013 logró mejorar su margen de intereses. Aunque sigue siendo negativo, los casi 10 millones en rojo por este concepto de 2012 se quedaron en 1,8 millones el año pasado. Lo que sí ha mejorado ostensiblemente es el margen bruto, que se situaba en 69,1 millones de euros en 2013, nada que ver con los 43,54 millones negativos producidos un año antes.

Futuro incierto

El futuro de Ahorro Corporación pasa por caminar de manera independiente, ya sin las cajas como gran cliente, aprovechando el nicho de mercado que se abre con los cierres de la práctica totalidad de mesas de contratación de entidades internacionales. Y cualquier opción está abierta.

Desde dar entrada a nuevos socios, ir vendiendo el grupo por actividades o, incluso, se baraja la posibilidad de que fueran los propios directivos, con su director general Antonio Fernández al frente, los que se quedaran con la empresa, aunque para ello haría falta que obtuvieron el respaldo financiero que hasta ahora no han conseguido.

Venta de la sede

En el día a día, como otras instituciones, Ahorro Corporación también ha visto una buena oportunidad de hacer caja ante el interés de los fondos de inversión internacionales por los activos inmobiliarios. Y uno de los mejores, su propia sede, en el paseo de la Castellana, está entre los objetivos de los inversores. Hace dos años ya se barajó su venta por un precio mínimo de 120 millones de euros, pero la operación no llegó a cerrarse.

Ahora, si al final se cierra la venta, la cantidad será sensiblemente menor, y estará más cerca de los 93,5 millones que Ahorro Corporación pagó en 2003 al Banco Zaragozano que de esos 120 millones que se barajaban en 2012. Cuenta con la ventaja de que las 14 plantas, así como los bajos comerciales, están totalmente ocupadas. Además de los empleados de AC, entre sus inquilinos figuran la Sareb, la consultora Deloitte o la cadena francesa de ópticas Alain Afflelou.

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