Alquilar una tienda en la Jonquera cuesta tanto como en el paseo de Gracia

El comercio de falsificaciones dispara los alquileres de la pequeña localidad fronteriza con Francia hasta situarlos al nivel del barcelonés paseo de Gracia

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La policía española definió a la localidad fronteriza de la Jonquera (Girona) como uno de los grandes «puntos negros» europeos de venta de artículos falsificados. Esto era así hasta el pasado 29 de noviembre, cuando en una operación policial se detuvieron 71 personas, se precintaron una cuarentena de locales y se incautaron toneladas de ropa y complementos falsificados de primeras marcas. Dos meses después, una juez de Figueres ha levantado la suspensión cautelar. Desde el lunes estos establecimientos pueden reabrir sus puertas.  

La decisión judicial pilló por sorpresa al ayuntamiento, que esperaba que la clausura durase como mínimo dos años, y a los mismos propietarios de los establecimientos precintados, que de forma paulatina los están reabriendo. Joan Bella, concejal de comercio de la Jonquera, advierte de que estarán «muy atentos» para que estos negocios no reincidan en la venta de artículos falsificados, una actividad que ha causado un grave perjuicio económico a las tiendas legales.  

Un local sospechoso por cada 30 habitantes

Bruno Comas, presidente de la asociación local de comerciantes, precisa que tan sólo se precintaron 48 locales pese a que tienen indicios que otros sesenta también expedían ropa y complementos falsificados. Según sus cálculos, en esta localidad de poco más de 3.200 habitantes censados había alrededor de 110 establecimientos bajo sospecha. Los comercios tradicionales que venden este tipo de artículos de forma legal no llegarían a los 70.  

El concejal Bella asegura que La Junquera ha dejado de ser un «punto negro» de las falsificaciones después de la operación policial de noviembre. El empresario Comas lo corrobora, aunque señala que esta actividad nunca ha desaparecido del todo. Los locales tramposos que se salvaron del cierre dejaron de vender productos falsificados. Lo hicieron por precaución. No obstante, todavía se ven algunos clientes por la calle con sospechosas bolsas repletas de ropa y complementos. Las ventas clandestinas se han trasladado a pisos particulares y furgonetas.  

La venta de artículos falsificados supone una competencia desleal para las tiendas legales. Algunas se han visto obligadas al cierre. Además, esta actividad ha provocado que se disparen los precios de los alquileres de locales comerciales. Un empresario que prefiere mantenerse en el anonimato indica que durante el boom de la venta de falsificaciones se han llegado a pagar 16.000 euros mensuales por un local de poco más de 60 metros cuadrados. «Tenemos alquileres más caros que en el paseo de Gracia», la avenida más chic de Barcelona, asegura este comerciante.  

El mercado low cost de los franceses

Cada día acuden de compras a la Jonquera miles de franceses. Adquieren productos que son mucho más baratos, como licores y tabaco, pero también ropa y complementos a bajo precio, aunque sean falsificados, porque no los encuentran en Francia. Las grandes marcas pierden una fortuna. Las autoridades policiales galas persiguen con mayor eficacia este delito.  

El ayuntamiento de la Jonquera ha pedido colaboración a los cuerpos y fuerzas de seguridad, incluso a los franceses. El concejal Bella considera que la gendarmería debería realizar más controles de carretera al otro lado de la frontera.  

En la operación policial de noviembre se desarticulo una red internacional dedicada a la venta de falsificaciones. Entre los detenidos estaban los tres cabecillas, de nacionalidad española, y un numeroso grupo de ciudadanos marroquíes. Muchos locales disponían de compartimentos secretos y locales en otras localidades, donde almacenaban las mercancías ilegales.

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