Anfac amenaza con el boicot de las marcas al Salón del Automóvil de Barcelona

El malestar de los fabricantes es fruto de la norma que les obliga a recomprar los coches a los concesionarios

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La Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones, (Anfac), ha anunciado que patronal se replanteará decisiones de inversión ya tomadas, como la participación de las marcas en el Salón del Automóvil de Barcelona. Lo ha dicho Javier García Sanz, presidente de la entidad en una dura comparecencia en la que ha mostrado su malestar ante una nueva norma aprobada en el Parlamento que cambia las reglas de juego entre los fabricantes y los concesionarios. En este sentido, un punto concreto de la ley indica que los fabricantes deberán recomprar en dos meses los vehículos que los concesionarios no hubieran vendido.

«Esta nueva situación nos obliga a reconsiderar algunas acciones ya aprobadas en el sentido de la inversión. Y entre ellas, hasta la participación en el Salón del Automóvil de Barcelona anunciada hace pocas semanas», indicó el presidente de Anfac, que subrayó la indignación de la industria ante la aprobación de una norma «injustificada e inoportuna, que genera inseguridad».

Puestos de trabajo en riesgo

«Las marcas y, sobre todo, las casas matrices no entienden esta medida, que pone en grave riesgo las inversiones ya asignadas y las posibles futuras en la industria del automóvil en España, y también los puestos de trabajo de muchas familias que dependen del automóvil», manifestó.

García Sanz indicó que ante la actuación de PP y CiU, que apoyaron el pasado martes en el Congreso la nueva norma a iniciativa del BNG (tramitada como una enmienda a la Ley de Economía Sostenible), la patronal de los fabricantes ha solicitado una reunión urgente con el presidente del PP, Mariano Rajoy, y con el presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas. «Nos sentimos traicionados», denunció.

El máximo responsable de Anfac, que no admitió preguntas, empezó su intervención lamentando que los fabricantes no hayan sido consultados en la tramitación de la «chapuza normativa», al tiempo que acusó a los partidos de la oposición, en especial a PP y CiU, de no haber evaluado el daño que pueden provocar a la principal industria del país en un momento de crisis como el actual.

Hasta ahora la relación entre los fabricantes y los concesionarios era diametralmente distinta. Las marcas planteaban a los concesionarios los objetivos de ventas y en función de los resultados obtenidos portaban más o menos vehículos a cada minorista.

La amenaza de García Sanz tiene un sesgo especial para Catalunya, porqué en la anterior celebración del Salón del Automóvil de Barcelona ya tuvo que vencer una oposición inicial de las principales marcas que, aduciendo motivos económicos, amagaron con no participar. Un acuerdo propiciado por la Presidencia de la Generalitat desbloqueó el problema a un precio que aún no se ha desvelado.

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