Banca, bonistas y los Benjumea ocultan bazas en la lucha por Abengoa

La empresa, todavía controlada por la familia Benjumea, da su brazo a torcer y descarta quitas sobre la deuda, mientras que acreedores y bonistas retoman la negociación

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

En Abengoa todos saben que van a perder, haya o no finalmente concurso de acreedores. Los Benjumea y las otras familias que todavía controlan la empresa, los bancos acreedores y los bonistas. Y, claro todos quieren que esas pérdidas sean lo menos cuantiosas posibles.

Pero, hay un problema de fondo. Las estrategias de las tres partes en liza, como es lógico, son totalmente contrapuestas y, por ello, el proceso negociador que está en marcha, con la vista puesta en ese 28 de marzo, se haya metido en un bucle peligroso.

Los Benjumea quieren mantener el máximo poder posible, los bancos que no los quieren ver ni en pintura y los bonistas, los mejor situados en todo este embrollo, que van a jugar sus bazas para, incluso, llegar a obtener beneficios de la solución final.

Por eso, nadie se fía de nadie, se incumplen plazos comprometidos para entregar documentación y, cuando se facilita, la información llega muy deslavazada, dando la impresión de una controlada improvisación de cara a forzar los tiempos de la negociación.  

Apurar todos los plazos

En el fondo, en esta partida de intereses privativos lo que está sobrevolando, cada día que pasa, es que todos –los todavía máximos accionistas, los bancos y los bonistas– están escondiendo algo, que no están poniendo sobre la mesa todas sus cartas, y que se van a apurar todos los plazos.

Ya pasó en diciembre, cuando los bancos acreedores encabezados por el conocido G-7 –con el Banco Santander al frente como principal acreedor de la deuda corporativa de Abengoa, con 1.600 millones– amagaron inicialmente con negarse a inyectar la liquidez suficiente para que la multinacional sevillana afrontara los gastos corrientes, tanto del último mes del pasado año –con paga extra incluida– como los de enero. 

Garantías de Atlantica

Finalmente, y a cambio de garantías adicionales sobre la nueva Atlantica –entonces, todavía Abengoa Yield– la entidad presidida por Ana Botín, junto a Caixabank, Bankia, Sabadell, Popular y las extranjeras HSBC y Crédit Agricole, facilitaron el préstamo de 106 millones el día de Nochebuena de 2015. Cantidad incrementada en otros casi 8 millones aportados por el Instituto de Crédito Oficial (ICO).

Era de cajón. No quedó otra. De no haber puesto ese dinero, la empresa hubiera entrado ya en concurso, y los bancos acreedores españoles hubieran tenido que provisionar 5.000 millones al cierre del pasado ejercicio. Ahora, si Abengoa entrara en concurso, el impacto de esa provisión sería más llevadero, al repartirse entre 2016 y 2017.

Tira y afloja con el nuevo préstamo

Y el tira y afloja se repite. En este caso, con esos 165 millones de euros que los bonistas están decididos a poner para que Abengoa cubra los gastos generales de febrero y marzo.

En principio, los bonistas pusieron como condición para prestar ese dinero un interés de hasta el 25% y, sobre todo, que los bancos liberaran parte de las suculentas garantías sobre Atlantica –la jugosa filial estadounidense de Abengoa– que los bancos se agenciaron al sumar los 271 millones prestados, los 106 de diciembre más los 165 de septiembre.

Cesión de las partes

Pero todo apunta a que, al final, habrá acuerdo para la nueva inyección de capital que permita a Abengoa llegar hasta finales de marzo. Aunque las negociaciones entre bonistas y acreedores se habían parado en los últimos días a la espera de que la multinacional sevillana presentara su plan financiero, la próxima semana se reanudarán para acabar con la firma del nuevo préstamo. Solo falta por saber cuál de las dos partes cede. O las dos.

También está prevista la próxima semana una nueva reunión de los bancos acreedores con la empresa, en la que KPMG –la consultora que trabaja para las entidades financieras– presentará un primer informe sobre el plan financiero de Abengoa, elaborado por Álvarez & Marsal junto a Lazard.

Primeras matizaciones al plan financiero

En ese documento, se espera que KPMG introduzca ya, a la vista de la ingente documentación que debe estudiar, alguna matización al proyecto financiero presentado por la empresa en el que, como novedad, ya no se habla de quita alguna sobre la deuda, sino de comprometerse a pagar un 30% de ese endeudamiento, unos 3.000 millones de euros, con la venta de activos, y capitalizar el 70% restante.

En  principio, los bancos ven viable la alternativa presentada, pero también se muestran cautela hasta comprobar el voluminoso tinglado de avales cruzados existente en 700 empresas del grupo en 80 países, para determinar si el pago de esos 3.000 millones resulta sostenible. 

Abengoa negocia de manera encubierta con algunos proveedores

El otro frente, mucho más solapado, el que Abengoa mantiene con sus proveedores, a los que debe 5.500 millones de euros, también se ha empezado a mover. Sobre todo, para llegar a acuerdos con aquellos cuya aportación resulta imperiosa para que la multinacional sevillana no cese en su actividad.

De momento, son cerca de 500 millones los que ya están vencidos y otros 300 que lo irán haciendo en las próximas semanas, cantidad prácticamente coincidente con los 700 millones que la empresa ha fijado como capital necesario para aguantar a partir del próximo mes de abril.

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp