Brufau no imagina ni en su peor pesadilla que el crudo baje de 50 dólares

Desde que Repsol presentara hace tres meses su plan estratégico, el precio del barril se ha desplomado un 35%, de 49 a 32 dólares. El grupo necesita ese mínimo del crudo para pagar, hasta 2020, 5.000 millones de gastos financieros por sus 14.000 millones de deuda

Antonio Brufau y Josu Jon Imaz, presidente y consejero delegado de Repsol. EFE

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Calma tensa en Repsol ante la deriva bajista del precio del crudo y esos informes catastróficos –»solo son informes en los que no vamos a entrar», apuntan desde la multinacional petrolífera– que vislumbran caídas todavía más relevantes, hasta el entorno de los 20 dólares por barril durante 2016, e incluso superiores si la economía china sigue decreciendo y acarrea una devaluación del yuan, y la sobreoferta se mantiene en torno al millón de barriles diarios.

Y de momento, más allá de la cautela que impone la crítica situación, en el grupo presidido por Antonio Brufau siguen confiando a pies juntillas en cumplir los objetivos comprometidos en el Plan Estratégico 2016-2020.

Sin precipitación

«No hay que precipitarse. Estamos en el primer mes de los próximos cinco años y ya hemos cumplido un alto porcentaje de los compromisos del plan, incluso antes de su puesta en marcha», apuntan. De hecho, ayer mismo, después de varias jornadas de retroceso, el precio del barril repuntaba hasta los 32 dólares, dejando la caída en el 35% desde que en octubre se presentara el plan.

«Ahora el precio es el que es, pero todo puede cambiar en unos meses. O no», comentan desde Repsol, para ratificar que no se mueven un ápice de los números que recoge el plan.

Escenarios

Cuentas que, a grandes rasgos, pasaban por el establecimiento de dos escenarios. Uno, ácido, en el que el precio del barril mantendría un precio estable en torno a los 50 dólares hasta 2020, y otro base, más optimista, que partía de un precio medio del barril de 65 dólares en 2016 para acabar situándose, cuatro años después, en 92 dólares.

La diferencia entre un escenario y otros, 10.000 millones de euros más o menos de generación de caja final. Si los precios suben, miel sobre hojuelas, pero si se mantienen en esos lineales 50 dólares el barril hasta 2020, tampoco cundiría el pánico.

Riesgos controlados con 50 euros el barril

Está asumido. De hecho, leyendo entre líneas lo que su consejero delegado, Josu Jon Imaz, comentaba hace tres meses, durante la presentación del plan estratégico, ese escenario base es el que, al menos a corto plazo, tendría más opciones de cumplirse. «Vamos a gestionar durante cinco años como si el precio del barril se quedase en 50 dólares, aunque luego no se quede. Es un entorno que se puede prolongar durante mucho tiempo», decía Imaz.

Los 32.000 millones de flujo de caja operativo tras impuestos –en parte, provenientes de gracias a 6.200 millones de desinversiones– serían más que suficientes para afrontar unos 5.000 millones de gastos financieros por sus actuales 14.000 millones de deuda y, además, derivar unos 23.000 millones para nuevas inversiones.

China y sobreoferta

Objetivos asumibles con el petróleo no bajando de 50 dólares. Si lo hace, como lo está haciendo, las cuentas de ese escenario base se pondrían en entredicho. Es cierto que, como señalan desde Repsol, todo puede cambiar en poco tiempo y que la situación se dé la vuelta, pero también que esos informes –que la petrolera confía en que resulten errados– son cada vez más numerosos y más pesimistas respecto a que la situación vaya a remontar en el corto plazo.

Aspectos Lo hacen sobre la base de dos aspectos que resultan regresivos para el precio del crudo. Como el decrecimiento de la economía china y una probable devaluación del 15%, que por sí sola llevaría el precio a los 20 dólares el barril, o el mantenimiento de sobreoferta, que algunos analistas elevan a cerca de un millón de barriles diarios.

Presión asumible a 20 dólares, solo a corto plazo

Dando por buenas las previsiones que, en base a estas cuestiones, llevan el precio del barril hasta el entorno de los 20 dólares el barril, para Repsol sería asumible si la situación no se prolongara en el tiempo. Durante un año y, a duras penas, quizás dos. Por más tiempo, los objetivos del escenario ácido resultarían difíciles de conseguir.

Con el precio lineal del barril en 50 dólares hasta 2020, la generación de caja anual de la petrolera, en base al plan estratégico, sería de unos 2.000 millones de euros anuales, pero se quedaría en unos 1.200 millones, ya en 2016, si el barril promedia en el presente ejercicio los 30 euros en los que se mueve ahora.

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